24.12.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 16

Esta semana fue corta porque salimos para las vacaciones de invierno. Nos dan una semana para recuperar la salud mental.

Una maestra se puso a decorar pinitos de papel en su clase y la regañaron por religiosa y no apreciar las diferentes culturas que existen en la escuela. Cuando me contó, yo le comenté que los pinitos son paganos, el problema no eran los pinitos, si no que no se supo defender. Porque tenemos fiestas de navidad, intercambio de regalos navideños, fiestas navideñas, decoraciones navideñas, música navideña, galletas navideñas y todo eso, pero no se puede mencionar la palabra navidad.
Por ejemplo, una conversación correcta es como la siguiente:

Directora: ¿Qué es esto? ¿Es algo navideño?
MaestraPara nada, es tan sólo un señor obeso que le gusta espiar niños y niñas cuando duermen y luego se mete a sus casas para dejarles regalitos. 
Directora: Ah bueno, ya me había preocupado.
Gracias por las galletitas, nena
Les cuento cómo fue cada día de esta semana típica, tan igual a las demás salvo por lo de las fiestas que vienen.

El lunes traté de enseñarles cómo escribir un párrafo, pero no funcionó porque los lunes vienen muy emocionados y emocionadas del fin de semana y no trabajan. Todo mundo sabe eso, edigator, ¿cómo piensas poner algo de contenido el lunes? Es más, por lo general, los lunes son cortos y los estudiantes salen una hora antes.

El martes pusieron un examen para medir el nivel de español. Si no han subido un .4% se retirarán los fondos para el programa de español. La persona encargada de aplicarles el examen es mi colega, Texas. Pues como Texas quiere que el programa continúe y conoce bien a los estudiantes, les dijo que les compraba lo que quisieran con tal de que hicieran su mejor esfuerzo.

El miércoles Texas llegó con bolsas de Takis, Gusanos de dulce, Gatorades azules y no sé qué más, para pagarles a las preciosas mentes del futuro.

Ese mismo miércoles, el autista se volvió a emputar porque le dijeron “no” y me destruyó el salón (again) y el salón de a un lado también. Por suerte sólo tenía a 5 estudiantes (el resto estaba tomando la tercera parte del examen para medir español).

El pobre autista está en la escuela pública para poder interactuar con gente, creo, pero en vez de enseñarle destrezas sociales para que entienda que los espectros que lo rodean son personas y que estos fantasmas tienen ciertas normas y las tiene que seguir o hay consecuencias. Lo que en realidad le enseñan es estas sombras tienen y deben hacer lo que diga el autista, en todo momento, sin consecuencias, y por siempre jamás o la mamá del autista viene y nos destruye el salón (o el presupuesto, no sé).

Lo malo es que en un futuro próximo, las sombras no van a tolerar que el autista se ponga a gritar y aventar sillas, patear mesas y acuchillar niñas y le van a meter un plomazo.

El jueves hubo baile. Durante el día se trató de tener las clases en menos tiempo, pero nadie estaba enseñando porque es un día antes de vacaciones y los chicos y chicas están muy emocionados y emocionadas y no trabajan. Así que pusimos películas. Pero como nada les embona, se pusieron a gritar que no les gustaba la película que yo escogí (que creo que no le entendían porque era inglés británico, y como para mí es igual de difícil el inglés gringo, británico, australiano, beliceño, etc, pues yo ni en cuenta). 

El resto de las maestras pusieron cosas Disney, yo no sé si es otra de esas cosas en las que todas pretenden que todo está bien o soy yo, pero si además de estar lidiando con estos niños tengo a Frozen de fondo, yo termino explotando como el autista, aventando sillas y acuchillando gente. Al final les puse una película para adolescentes y adultos sobre las consecuencias y peligros de las redes sociales y la búsqueda de popularidad a través de ellas. 

Al final del día fue el baile (donde nadie bailó, salvo un maestrito que quiere zingarse a una de las maestras, así que la pescó-apretó-vengashe p’acá voy enseñarte cómo se baila esto, mi vida.)
Ay, qué chistoso es el abuso sexual.
Nota: La maestra huyó a la mitad de la canción.

La cosa de esta fiesta/baile es que es más tiempo sin estructura y como desde que tienen 3 años a estos niños y niñas les tienen todo su día medido con horarios y actividades educativas con reglas estrictas de cómo socializar (en equipo, en parejas, en grupos de tres, individual...) y cómo poner el cuerpo (sentados, parados, en una fila, con las manos en la cintura, con la mano en el hombro del de adelante...); cuando no les dicen se ponen nerviosos o no sé, y se agarran a golpes. Entonces en el mentado baile teníamos a 550 niños y niñas con las hormonas en ebullición, sin reglas precisas y aburridos porque nada les embona.

Por supuesto, a los 25 minutos me tocó parar una pelea.

Cuando he detenido peleas anteriormente eran, o las mías o yo era parte de un grupo de gente parando la pelea. Pero en este caso, ningún maestro o maestra se dio cuenta y se empezó a formar la bola de estudiantes gritando fight fight y yo tuve que tocarles el pito*, llegar a jalar a uno, y usar mi pierna estilo kill bill para separar al otro, mientras mantenía la vista de todos los de la multitud. Me sentí como en esas películas donde el protagonista viaja en el tiempo y aparece en medio de un campo de batalla.
¡Engarróteseme ahí!

Pero, oh sorpresa, los huerquillos me hicieron caso, se dejaron de golpear y me los llevé sangrantes para que los trabajadores sociales y la enfermera le llamaran a sus papases o mamases y, me imagino, les avisaran que están suspendidos un día y/o que yo tuve la culpa.

Pero SOBREVIVÍ.

¡¡¡Se acabó el año!!!
¡Wuuuuu!



Fin.

Fotos de lagartijas por Shikhei Goh

*Pito que les toqué:


17.12.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 15

Semana 15

No sé si les había contado que a mí me contrataron en marzo, pero el trabajo no comenzaba hasta septiembre. Así pasé los meses de desempleo y hambre.

Pero, cuando tuve mi primera junta el primer día de este trabajo de ser piñata en escuela pública de vacalandia me comentaron, así casualmente y con sonrisa midwest, que tenía que sacar la licenciatura en educación en una universidad de este estado si quería mantener el trabajo. De hecho, mis supervisoras inmediatas me recomendaron que mejor renunciara (el PRIMER DÍA de mi trabajo). 

Pero como los reptiles no viven de aire, decidí hacerme güey al menos un año.

Me dan 3 años para completar las asignaturas, exámenes, prácticas profesionales, proyectos y todo eso. Pero el contrato indica que para este año tengo que inscribirme en una escuela y debo estar tomando al menos 6 créditos (costo mínimo: 3 mil dólares). El costo promedio de la carrera es de 25 mil dólares, sin contar materiales y otros gastos.

Independientemente del costo (que es altísimo) de ninguna puta manera vuelvo a tomar clases. 

Aquí su lagartija tiene 1,300 créditos de universidad, además de una maestría, un doctorado, experiencia de piñata y chingomil de cursos en los que nos obligaban a sacrificar los sábados mientras era maestra de preparatoria en México. 

Pero para vacalandia sólo vale la universidad de su estado. 

¿Por qué? Porque consideran que su cultura es superior al resto del mundo. Aunque el sistema educativo de este estado en el ranking nacional no llega a los primeros 30 lugares. Este problema es grave, al grado que tuvieron que contratar a mucha gente este año, incluyendo a unas 50 personas con un perfil parecido al mío, para tratar de arreglar el pinche pedo educativo que tienen.

PERO, al igual que a mí, se les pasó comentarles que todos estos morenitos y morenitas iban a tener que regresar a la escuela y endeudarse para poder mantener el trabajo. Ups.

Y los morenitos no estamos contentos. Oh no. 
Wellington held out some beads and other trinkets, but the islanders had sent their fiercest lawyers - some of whom were chanting, 'Sue him. Sue him.'
Wellington les ofrece cuentas de vidrio, pero los morenitos mandan a sus abogados más preparados, algunos de los cuales gritan "¡Te vamos a demandar, puto!"*

En otras noticias, en esta semana 15 en nuestra oh gloriosa escuela, mi alumno el autista acuchilló a una niña que tuvo que ir al hospital. Entonces, el autista se emputó porque lo regañaron por andar acuchillando gente, así que me destruyó el salón. Pero, como el acuchillamiento “fue un accidente” sólo suspendieron al autista un día y cambiaron de salón a la niña para que no altere al autista.
Aparentemente es la tercera vez que el autista acuchilla a alguien de manera "accidental".

Fin.

 *Traducción mía, cartón de Gary Larson.


Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 14

Semana 14

Casi 100 días, de los cuales la mayoría son pinchitos. El resto son mega pinchísimos. O será que me estoy acostumbrando. 

La semana tuvo tres peleas de alumnis, culminando el jueves con una niña de once años agarrando a otra de las greñas, tirándola al piso y pateándole la cabeza. La del piso terminó en el hospital, a la pateadora la suspendieron un día. UNO. Al resto, que veía, aplaudía y filmaba mientras gritaba “hazla que muerda el escalón y luego patéala”, le quitaron el recreo.

Por otro lado, los y las colegas, en su mayoría, son gente muy capaz, muy cínica (requisito esencial para estar aquí) y generalmente muy simpática. 

El viernes tuvimos un PD, eso es día de clases para maestros y maestras (por sus siglas en inglés, desarrollo profesional), en el que mandan a todos los alumnos y alumnas a su casa y nos enseñan cómo no ser racistas.

El desarrollo profesional fue más del libro de la mercadóloga, con un énfasis en particular en las culturas orales (ajum, las latinas) que necesitan el lugar y espacio para hablar y desarrollarse colectivamente. Donde, dice, los blanquitos, cultura intelectual, tienen que permitir que las culturas orales existan sin que los ataquen por su particularidad oral.

En esas estábamos tratando de entender sus SLO (school learning objective), FG (focus group) y ACT (ni sé) cuando callan a nuestra mesa de 7 (de los únicos latinos y españoles de los 100 profesores de la escuela). Nos callaron. Ok, también estábamos compartiendo fotos y preguntando dónde conseguiste este chal, está di-vi-no. Pero hay modos.

Yo tenía preparado mi discurso para cuando nos callaran (nos callan siempre) y era, “si no quieren que hablemos, nos consiguen un traductor porque nos contrataron precisamente por hablar español” pero en vez de lanzar el midwestern “Do you mind?” nos aventaron un “¡cállense, de una buena vez!”. Ni a los perros les hablan así en vacalandia.

Así que yo me quedé con media mandarina en la boca y la becky gritona inmediatamente se justificó diciendo, “yo sé que ustedes no entienden inglés y están procesando la información porque en su cultura ustedes no entienden conceptos, pero cállense.” Algo así dijo, porque claro, yo no entiendo conceptos. Pero le quedó peor la respuesta. Todos pelaron los ojos. O O

Entonces, uno de los profesores latinos, pero totalmente bilingüe, le dijo, “yo sí hablo inglés y nací en Texas”.
Tómala, Becky

Entonces, zaz, la becky se sintió atacada, y se puso a decir que ella no era racista, y que no le entendimos,  bua, ¿por qué nadie me comprende? Y pasó algo que pasa cuando suceden estas cosas...


Lágrimas blanquitas: Un blanquito dice algo racista u ofensivo, la persona ofendida le dice “oye, eso no es correcto” y la ofensora llora y dice que no la entendieron y que por qué todos están contra ella. Entonces el resto de las beckies se levanta a abrazarla y a decirnos que “herimos sus sentimientos” y que “she didn’t mean it that way.” Etc. 

Al final del día, querían que el profesor latino se disculpara con la Becky (el profesor latino NO se disculpó con la Becky).

El otro highlight del desarrollo profesional fue que nos mostraron el estudio que les hicieron a los estudiantes para ver si se sentían a gusto con la escuela. El, no sé, 70% dijo que no, entonces nos enseñaron los parámetros. Los estudiantes blancos en su mayoría 80% dijeron que se sentían contentos y los afroamericanos en un 80% dijeron que no. Nos dicen, “tenemos que hacer que los afroamericanos se sientan contentos.”

Preguntamos, ¿y los latinos? Los latinos son el 40% de la escuela, más que los blanquitos. Poquitito más que los afroamericanos (que muchos no lo son, porque nacieron en otros países y no son ni africanos ni americanos ni mucho menos, afroamericanos, pero no les gusta decir “negros”). Nos respondieron, “los latinos no cuentan. No tenemos esos datos.Pum.  

NO CUENTAN.

Invisibles, silenciados, y cuando uno trata de decir algo, atacantes de blanquitas.

Fin.

5.12.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 13



Semana 13

Van trece semanas, la vida va rápido. No se queden 13 semanas en algo que creen que será temporal, de pronto son años, como canta Silvio.

La semana fue de exámenes, los chicos y chicas aprendieron rápido que si le pican a “skip” o “mevalemadres” terminan en menos tiempo la multitud de exámenes que tienen que hacer. La siguiente semana (ésta, de ahorita, la 14) viene con más exámenes administrados por empresas privadas, etc.

Como la solución del distrito fue que enseñara todo en menos tiempo, pues bueno, ahí vamos. Básicamente un “no escupas, no le pegues, no lo muerdas” dicho más rápido.

Pero les quería platicar de la conferencia (junta con los padres) que tuvimos con un niño, no sé ni cómo llamarlo, quizás Thor, ese dios nórdico que hace cosas increíblemente idiotas…

Thor no sabe leer, no sabe escribir, pero sabe dictar cartas super racistas a sus exnovias y luego decir que así es en México, psss…

Entonces nos encontramos en junta con mamá. Mamá cree que su hijito Thor debe dedicarse a la escuela y no meterse en cosas feas, como… no sé, no hacer la tarea o leer cosas sexosas. 

Señora,” le tuvimos que decir, “Thor está involucrado en ventas de drogas y si alguien va a caer es Thor, por pendejo.” 

Obvio, no lo dijimos así, pero tratamos de explicarle la gravedad del asunto con respecto a que los otros participantes de la transacción tienen experiencia por su familia y Thor se encarga de las partes más peligrosas como intercambiar la mercancía y cargar el dinero.

La señora nos dice que con razón, porque el niño tiene miedo, ya que es por eso que Thor trae una navaja a la escuela todos los días.

Thor trae una na.va.ja. todos los días. A la escuela.

Pero… (llora),  nunca la he usado!” Grita Thor, el pendejo. Entre mocos sostiene, “ni siquiera la he sacado.

Entonces nos toca explicarle a mamá y a Thor que no se pueden traer armas a la escuela, aunque no las saquen, aunque no las usen. Y entre que le comentamos que Thor no sabe leer ni escribir, y sobre sus transacciones empresariales, su falta de disposición académica, mamá grita que el Thor debe aprender a ser un hombre y Thor llora.

Decidimos separarlos por un momento y mamá llora diciendo que tiene problemas en la casa y Thor sólo quiere estar con ella abrazándola.

Por otro lado, Thor le cuenta a otra maestra (la de educación especial que asegura que yo soy más pendeja que los calcetines de Thor) que su padre lo agarra a cintarazos cada que puede.

Proponemos que Thor no traiga armas a la escuela, que se ponga a leer y a estudiar y que mamá sea un poquito más amorosa con Thor. Mamá y Thor acceden.

Abrazos. Mocos. Lágrimas mezcladas con mocos.

Antes de despedirse mamá nos promete un ceviche de camarón y asegura que se va a chingar a los morenos que no tienen valores y quieren corromper a su hijito, hijo santísimo, acólito, perfecto. Nos da un abrazo y se va.

Al día siguiente, en medio del examen para medir su capacidad de dar click llega mamá con cevichito.

Fin de semana 14.

26.11.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 12

Semana 12

Esta semana fue perfecta, llena de alegría, risas, música, comida deliciosa y hasta visitas a museos. ¿Cómo es eso, queridísima lagartija? Se estarán preguntando. 

Pues nada, que sólo hubo 2 días de clase (el lunes y martes) porque nos fuimos para celebrar el genocidio de las primeras naciones. 




Por lo que casi no tengo nada que platicarles, por suerte no he pensado en la escuela en todos estos días y estoy hasta durmiendo sin pesadillas y no tiemblo cuando escucho a un adolescente por ahí.

Pero sí les puedo contar que una maestra, a quien llamaremos la Princesa Amanecer, renunció el viernes, ella llevaba 10 años en esa escuela, pero ya no pudo más.

No le aceptaron la renuncia. Le dijeron NO.

Le íbamos a hacer una despedida. Nos dijeron NO.

Alguien traía una tarjeta para que firmáramos todas. La interceptaron y la confiscaron. Nos dijeron NO.

No, Princesa Amanecer, mandaron decir por correo masivo, NO te vas. Te quedas hasta que autoricemos tu salida, tu reemplazo y la manera en la que vas a vivir tu vida.

Eso es algo que a mí me resulta interesante, por decirlo de algún modo.

Por un lado, el resto de los maestros y maestras y administradores comentaban que cómo era posible que la Princesa Amanecer se atreviera a renunciar a mitad del año. Que qué clase de profesionalismo es ese y, en otras palabras, mexicanamente...


Pero yo les decía, la Princesa Amanecer tuvo la delicadeza de avisar que se iba, no está pidiendo permiso. La Princesa Amanecer lleva desde agosto diciendo que no se puede ni respirar aquí, que vivimos aterrorizadas y que hay maestras que se la pasan llorando en el baño. Pedía ayuda a la directora casi a diario, de que se haga algo para proteger a las maestras.

Yo les decía, vivimos una vida y estamos ofreciendo nuestros servicios a la escuela, no al revés, y si la escuela no puede mantener un nivel mínimo de tranquilidad laboral, un espacio donde podamos sentirnos seguras y no sé, incluso disfrutar un poco la vida, podemos agarrar nuestros servicios e irnos a otro lugar.

Se me quedaban viendo como medio en shock. Pero estaban de acuerdo.

Aquí se enfocan mucho en no martirizar a los alumnos y alumnas y tratar de evitar que terminen en la cárcel antes de cumplir 15 años, pero se descuida enormemente la salud mental y física del profesorado. Tanto la administración como los niños y niñas nos tratan de la chingada.

Entonces el martes la Princesa Amanecer le dijo a los niños y niñas que se iba a partir de ese día. Los niños y niñas se pusieron a llorar en el pasillo, se arrancaban los pelos. ¿Por qué, Por qué Miss Princesa Amanecer, ¿por qué nos abandonas? ¿Por qué nos dejas? Por favor, no te vayas, vuelve. Te amamos.

Ella sonreía y decía, “Ya lo sé, pero me tengo que ir.”

Imagínense, estos niños y niñas que la insultan, que le avientan sillas, que hacen todas estas cosas, se lo están haciendo a una maestra que dicen que quieren.

En fin, le deseo mucha suerte a la Princesa Amanecer, que las siguientes aventuras vengan con dichas y satisfacciones y a lo mejor, la oportunidad de enseñar, que definitivamente en esta escuela no se puede hacer eso.




Posdata:
Ah, esta semana que entra (me avisaron el martes) tengo que poner un examen para medir el nivel de español de los alumnos y alumnas. El examen durará toda la semana porque está compuesto de tres partes y cada parte dura el mismo tiempo que la sesión de clases, además de que tengo que ofrecer un día más por si alguien no pudo tomarlo en el momento indicado. 

Pareciera que yo trabajo para las empresas que hacen exámenes o para las prisiones, o no sé, pero definitivamente no es en beneficio de los estudiantes.

Gobble gobble, me voy al cine. Tchau!

18.11.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 11

Semana 11

Hay un alumno que fue los primeros 4 días y luego dejó de venir. Y como todos los niños y niñas de este país tienen que estar educados (jajaja), se involucró a trabajadores sociales, maestras de educación especial y las autoridades locales para lograr un plan para que el niño quiera venir a la escuela y no pasarse todo el día en cama jugando videojuegos.

Mamá le dice, “hijito mío, vamos a la escuela.”
Y el hijito le dice, “cállate puta, no sirves para nada, perra, zorra.”
Mamá llora y le compra otro videojuego.

El plan es que una trabajadora social lo recoge como a las 9 de la mañana en su casa (las clases empiezan a las 7, pero a hijito no le gusta levantarse temprano), lo trae a la escuela y sólo tiene que quedarse hasta el recreo. No tiene que hacer nada, excepto respirar y no podemos exigirle nada. Su único objetivo es asistir a la escuela.

Hijito llegó el lunes o algo así, se salió de mi salón, lo agarraron en otro lugar visitando a un estudiante, que llamaremos aquí para efectos prácticos, alcaponito, y los metieron a hijito y a alcaponito a un cuartito para que pensaran en lo mal que se portaron. Trabajadores sociales, maestras de educación especial y las autoridades locales pusieron el grito en el cielo, lo “liberaron” y regañaron a los maestros que lo reportaron vagando en los pasillos.

El martes hijito trajo un arma. Se la iba a vender a alcaponito. Pero los maestros lo cacharon, le llamaron a la policía (usamos el código rojo y toda la cosa) y suspendieron a hijito por dos días. 

Dos días porque aunque es ilegal traer un arma, el estudiante no dañó a nadie. Hasta que no haya agresión intencional y directa de un estudiante a otro estudiante, no se procede. Si la agresión es a un maestro o maestra, solamente se procede si la agresión intencional y directa ocurre más de una vez con un mismo maestro o maestra.

Pero trabajadores sociales, maestras de educación especial y las autoridades locales pusieron nuevamente el grito en el cielo porque hijito no puede ser suspendido, ya que su único objetivo es asistir a la escuela y una suspensión va directamente en contra de su objetivo.

El jueves, hijito regresó y lo volvieron a cachar vagando por los pasillos con alcaponito. Pero los maestros aprendemos y ya no lo metieron al cuartito, nomás le dijeron con mucho amor y ternura que  regresa a tu salón, porfavorcito, amorcito, mira queridito que es por tu bien.

El viernes, como aquí su lagartija es invisible, hijito se puso a vender droga frente a mí. Bueno, otro estudiante le dio 30 dólares e hijito le dijo que era buenísima, que no raspaba nada, que lo iba a hacer reír, y con 30 dólares le alcanza para 3 churros, porque vende a 10 el churro.

Pedí apoyo, se llevaron a hijito con sus 150 dólares producto de las transacciones del día. A la media hora regresó hijito a mi clase. Como no le encontraron drogas encima, no había pruebas. Y así aprendí que su servilleta no sólo es invisible para los y las adolescentes, sino también para los trabajadores sociales, maestras de educación especial y las autoridades locales.

La siguiente semana es el día del pavo y por primera vez entiendo por qué los gringos lo usan para dar gracias.


Me siento infinitamente agradecida, quiero gritar: ¡Gracias! ¡Gracias! Que no tendré que ir a trabajar por cinco días.

Gobble Gobble

11.11.17

"Sobreviviendo" a la escuela pública: Semanas 9 y 10

Semana 9
Dicen aquí que la semana de Jalogüín es la peor.

Sinceramente no sé si será la peor, porque aquí siempre hay algo que supera lo anterior. Pero sí estuvo bastante pesada la semana 9.
Agreguen 500 niños y más basura y es un día normal en la escuela pública

Tuvimos un simulacro de código rojo. Esto es cuando hay un asesino adentro de la escuela con armas de alto calibre matando y cazando a los alumnos y alumnas. Se practica el simulacro de código rojo cada seis meses.

Así que suena la alarma, debo cerrar puertas con llave, tapar las ventanas y los chicos y chicas se deben esconder donde no se vean. Deben guardar silencio. Fue lo mejor, pude disfrutar de 20 minutos de paz.

Fuera de eso, la semana 9 estuvo como el resto de las semanas: pinche.

El domingo me entró una crisis nerviosa porque no quería que llegara el lunes, así que adopté 2 gatitas. 

De esa manera podré recibir terapia gatuna.
Les presento a Vera (izquierda) y Kalah (derecha)

Semana 10

Cambiamos de salón a una alumna, llamémosla la guayabita. Estaba en un grupo de unas 6 niñas (a quienes llamaremos las tostaditas). La guayabita no ha hecho nada en todas estas semanas salvo reírse, maquillarse e interrumpir la clase (y mentarle la madre a los maestros y maestras, obviously). Todas las veces que hemos tratado de hablar con sus padres, ella se escapa de la escuela y ellos tienen que ir a buscarla, así que no tengo el gusto de conocerlos. 

Por lo tanto, esta semana tuvo, además de todas las cosas que ya les he contado, el particular agregado de la ira de la guayabita y las tostaditas.

Se enojan especialmente porque nos metemos con ellas. Que quién nos creemos que somos y que por qué nos atrevemos a decirles qué tienen que hacer.

Literalmente ésas son las peleas.

     Niña de 13 años: ¿quién te crees tú que eres que me estás diciendo que saque un lápiz?
     Maestra: Tu maestra.
     Niña de 13 años: Exacto. Exacto. Puta babosa, foc llu.

Y luego llega la administradora (una becky que hace yoga y nunca ha dado una clase en su vida) y te cuestiona, ¿qué le haces a la niña? Y le dices, les dije a todos y todas que sacaran un lápiz. Y entonces te interroga, ¿les diste otras opciones? Sí, claro, le dices, pueden sacar un lápiz, una pluma, su computadora, sus tetas, lo que quieran, es más, pueden agarrar toda esta educación y metérsela por el culo. 

Entonces la becky te dice que tú tienes la culpa y te van a mandar a otra capacitación para poder estimular a los alumnos de una manera propositiva y con educación diferenciada para que puedas planear una clase particular divertida y especializada para cada uno de tus 50 alumnos.

El martes, las tostaditas y la guayabita planeaban ir a golpear a una chica de otra escuela (porque para esto, resulta que aquí su lagartija es invisible, las adolescentes no me ven, no me escuchan, no reconocen mi humanidad, así que pasaron alrededor de 4 horas hablando de lo que le iban a hacer a esta otra niña). Así que le hablamos a sus madres y le comentamos a la directora, quien quería llamar a la policía. Al final, parece, una de las mamás llamó a la policía y la pelea no tuvo lugar.

Esto obviamente emputó más a las niñas.

Y el jueves, una de las tostaditas, se megaemputó porque mandé que le quitaran su celular por estarle tomando fotos y videos al resto de los menores, subiéndolos a Snapchat para que sus amiguitas y amiguitos de la pandilla del sur de vacalandia pudieran venir a golpearlos (bueno, menciono "golpear", pero la realidad es más cercana a la razón por la que tenemos los simulacros de códigos rojos mencionados arriba).

Entonces la tostadita fue a la oficina principal y la destruyó. De aventar silla contra escritorios y agarrar monitores de computadora contra ventanas. El viernes no vino a la escuela, no sé si está suspendida (lo dudo) o si la metieron a la cárcel (que es lo que hacen con los niños latinos y negros en esta ciudad).


Pero al final de cuentas, fue una semana muy alegre gracias a la terapia felina y más que nada porque en regiolandia denunciaron finalmente al pseudoescritor de abuso sexual. Espero que sea el fin de más de 25 años de depredación de ese puto. Fuerza para las víctimas, admiro su valor. A Rosaura y a Fidel les habría dado tanto tanto gusto la noticia. 

Celebremos.
Ea ea ea

29.10.17

Sobreviviendo la escuela pública: semana 8 (sin quejas)

Semana 8, las buenas:

Como no tengo con quién quejarme, me quejo con ustedes, mis tres lectoras y tío. (Hola tío). Pero no todo ha sido popó.

Hablamos con la mamá y la hermana de Robin Williams Jr. con Robin Williams Jr. presente. La mamá (boricua, ella) le dijo al niño que si escuchaba que su hijo le hablaba mal a sus profesores le iba a partir la cara, coño. Y me pasó su número de celular para que la llamara al instante. Yo hablé de la no violencia y el niño se escondió detrás de mí y ahora sigue siendo payaso pero mucho mucho más positivo y ayuda a los demás.

Un niño, que no es de mi clase abrió la puerta, les pintó un dedo y les gritó, Fuck all of you. Ahora, gracias a una maestra de educación especial y sus consejos yo lo agarré y le dije, “vamos a intentar eso otra vez, cuando vengas a saludar se dice buenos días, clase”. Lo hace y la clase le responde, “¡Hola!” Ahora, cada que pasa por mi salón grita, buenos días, clase y me abraza.

Ese modelaje me ha funcionado con casi todos los niños y niñas que pasaban pintándome un dedo, ahora me saludan y me abrazan.

Otra cosa, negocié con mi clase de la última hora. Salen a jugar futbol por 15 a 20 minutos y regresan a trabajar. Niños que no han escrito más de una línea desde que están en quinto de primaria están componiendo escritos de más de una página.

Estoy aprendiendo de Youtubers y Messi y Ronaldo.

Y por último, el programa de Intercambios con los papases comenzará el 22 de enero. Y negocié que se le pudiera pagar en efectivo al maestri de español, así que no tiene que ser un ciudadano quien dé las clases.


Y sigo en el gym.

Sobreviviendo la escuela pública: semana 8

Semana ocho o nueve, no sé, de la iguana mexicana haciéndola de maestra en una escuela pública en vacalandia

Esta semana aprendí que tengo la amígdala sobre estimulada. Bueno, primero les cuento lo primero y luego llegamos a la amígdala.

La siguiente semana se tienen que entregar calificaciones. El sistema es chistoso porque la escala es de 0 a 4, 4 siendo lo más alto. Se da un 4 cuando el trabajo del alumno o alumna excede expectativas, 3 cuando se cumplen las expectativas y se demuestra competencia, 2 es cuando no demuestra comprensión del contenido o habilidades, 1 es poder escribir su nombre y respirar. Me imagino que 0 es cuando no van a clase.

La calificación para aprobar es 1.25.

Pero si no pasan, sólo van a la escuela de verano y respiran y ya. Pasan al siguiente grado y son problema de las preparatorias, no nuestro.

No olvidemos que las primeras 4 semanas fueron puros exámenes (que por cierto, son administrados por empresas privadas y los resultados se venden a otras empresas privadas que pronostican crecimiento en fuerza laboral, casas habitación, ingreso a universidades y, según una leyenda urbana, incremento de celdas en las cárceles privadas). First world, para ustedes.

En esas 3 semanas de "clase" tuve que ir a una capacitación de todo el día y esta semana fue corta porque tuvimos otra capacitación para todos los maestros y maestras de la escuela durante el viernes todo el día (y se enfermaron muchísimos, no pudieron ir, pobres, seguro había un germen o algo así). Así que, salvo que los califiquemos en su capacidad para responder exámenes, no veo qué estamos evaluando.

En general, veo que los maestros y maestras están llegando a una especie de anestesia, sus personalidades están siendo erosionadas y la maestra que lloraba cada que un niño le decía que era una gorda pendeja y que se suicidara antes de que vengan por ella para meterla a un laboratorio para estudiar cómo es que las morsas hablan inglés, ahora ve al niño y le dice que se quede sentado o que deje las tijeras.

Las maestras se paran frente a la clase y dicen palabras y dan instrucciones, imparten la clase que prepararon y les dan copias y actividades estimulantes mientras los niños y niñas brincan en las mesas y se insultan, insultan a la maestra, se salen del salón, le jalan el pelo a alguien, se avientan comida, se escupen, o se ponen audífonos y cantan en voz alta para que no puedan oír a la maestra.

Un salón de clases es más parecido a un mercado en domingo que a pues… un salón de clases.

La capacitación del viernes no fue para hablar de esto o nuestra salud mental. Nope, fue para hablar del cerebro triúnico. Porque, para esto, estamos leyendo un libro que escribió una mercadóloga para aprender a cómo lidiar con minorías. Es un texto plagado de errores factuales, generalizaciones de las culturas orales y colectivas (aka la mexicana y la negra) vs. las culturas intelectuales e individuales (como la gringa, según la mercadóloga) y consejos baratos y estúpidos de cómo tenemos que usar vulnerabilidad selectiva para conectar con los alumnis.

Becky, lo que Juanito necesita es que no deporten a su mamá, no que yo le cuente que extraño a mi gato.

Entonces, según este libro y la capacitación de 4 horas sobre cerebros reptilianos (donde su servilleta se sentía muy simpática, porque se identifica con cualquier cosa escamosa) tuvimos que trabajar sobre cómo desestimular la amígdala en los alumnis, cuya función (de la amígdala) es responder ante el peligro: correr, pelear o congelarse (según la mercadóloga, que yo creo que abrió el libro de neurología de la década de 1960 y agarró palabras apantallapendejos).

Anywho, resulta que mientras pasaban las horas y las horas yo me estaba dando cuenta que las capacitadores beckies hablan de buenas intenciones y diferencias culturales y más evaluaciones y más reglas y más métodos burocráticos para poder lidiar con los negros y latinos (bueno, no dicen eso, no, dicen, “para que las minorías que pertenecen a las culturas colectivas  puedan adaptarse al rigor intelectual de una cultura como la nuestra”) cuando lo que se necesita es:

  1. Admitir que son racistas y que esta ciudad es racista y eso afecta a los alumnos y alumnas,
  2. Admitir que el sistema y el presidente (elegido por la mayoría) también es racista y eso ha envalentonado a la gente a ser todavía más racista y eso también afecta a los alumnos y alumnas,
  3. Admitir que el sistema prefiere deportar o meter a la cárcel a todas estas minorías y los alumnos lo saben.
  4. y, finalmente, admitir que los alumnos y alumnas han vivido con eso toda su vida y no se va a quitar usando rúbricas o Notas Cornell (las otras 4 horas de la capacitación fueron sobre esto). 

Al final, me di cuenta que quien tenía sobre estimulada la amígdala era yo, la reptílica edigator, que estoy entre salir corriendo cual lagartija basilisco sobre el agua o básicamente agarrar una silla y partirle la cara a todos estas beckies (y al vaquero sin vacas).
mente de la edigator


Por suerte, como todas estas teorías del cerebro triúnico y el secuestro de la amígdala y el cerebro reptiliano ya han sido probadas como falsas o incompletas, no le aventé la silla a nadie y al salir mejor me puse a ver la segunda temporada de StrangerThings.

Pus data:
Esta semana que viene tendremos simulacro de código rojo. Yo no sabía qué era eso, los alumnos y alumnas me explicaron que es cuando entra un asesino con un arma y tienen que esconderse en los clósets y guardar silencio. Un simulacro que hacen cada 6 meses desde que están en el kínder.


Good times.

21.10.17

Sobreviviendo la escuela pública: semana 7 u 8

Semana ocho de la iguana mexicana haciéndola de maestra en una escuela pública en vacalandia

Por si se lo perdieron, aquí un breve resumen de las últimas 8 semanas:

Una típica conversación entre un típico maestro/a y un típico alumni sin importar la hora del día es la siguiente:
Maestrx: Jessica, llevas 10 minutos jugando y ni siquiera has sacado un lápiz para empezar la actividad.
Jessica: Fuck you, puto baboso! Qué te piensas puto racista de mierda, fuck this class, fuck this school y suck my dick.
Exit Jessica del salón dando un portazo y a quién sabe dónde por una hora.

Sucede algo muy chistoso, si queremos decirlo de alguna forma, la escuela pretende ser una burbuja en donde todo es perfecto, todos y todas tienen las mismas oportunidades, no hay racismo y todos vomitamos arcoíris y cagamos bombones. Los pósters dicen aquí todos son aceptados y aceptadas. Las camisetas que les regalan son bilingües y alegres. Las maestras y maestros planeamos clases, tenemos que entregar calificaciones, establecemos metas. Si vienes y ves los documentos y los salones (sin gente), pareciera que aquí hay enseñanza y aprendizaje.

Como diría Hyperbole and a Half:
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Entonces, ante el espejismo, los maestros y maestras (beckys todas) con quien he platicado dicen que el problema es que no los tenemos suficiente tiempo porque los alumnos y alumnas se hablan así en su casa y ésa es su cultura, el problema es que no les enseñan valores en sus casas. Obviamente se refieren a los afroamericanos y latinos, digo obviamente porque me lo dicen, “African American families are like this”. Woah, tranquila, Becky. Me imagino que tu vasta experiencia viviendo en hogares latinos y afroamericanos y tus cien mil amiguis de otras culturas te han dado ese conocimiento innegable y absolutamente certero.

Así es, mis queridas lectoras y lector (omaigod, tío ya me dijo mi madre que estás leyéndome con todo mi florido vocabulario, ups, ¡Hola!). Les decía, así es, las beckies que saben taaanto de nuestras culturas, son las que están a cargo de nuestros hijis (bueno, de los suyos, porque aquí su lagartija no tiene lagartijitas).

Yo me pregunto si acaso, no sé, el hecho de que le presidente de foquin estados unidos diga que los negros son terroristas, los mexicanos violadores y que va a deportar a todo lo que no sea blanco ario ojo azul, pues no sé... Que si mr. cheto  tiene un problemita con Corea del Norte cuya capacidad armamentística es menos que la de Saltillo, se pone a prohibir la entrada de norcoreanos a Gringolandia, manda 40,000 soldados a Corea del Sur y lo amenaza con echarle algo peor que una bomba atómica
Imagen real de la política exterior estadounidense en el siglo XXI

Digo, a lo mejor eso afecta a los alumnis, no sé, quizás, los alumnos están reaccionando ante la figura de autoridad y como no se lo pueden decir al trompas, nos lo dicen a nosotros.

Sea lo que sea, el día escolar es largo y asqueroso, es pararse enfrente de 40 adolescentes que te insultan de maneras que si te lo dijera un adulto, mínimo agarras una silla y se la avientas en la cara.

Y el distrito pretende en su burbuja de mariposas y pajaritos que les demos una clase que tenemos que preparar con pelos y señales indicando exactamente cada objetivo académico/emocional y social estamos desarrollando con qué actividad según cuál estándar del distrito y cómo lo estamos modificando para que cada alumni se convierta en un aprendiz independiente. Esto se entrega al inicio de cada semana para ser aprobado por la directora. Lo que necesitamos es una hora de terapia al día para procesar este trauma. En fin, mientras entreguemos los planes de clase todo está perfecto, el lema de vacalandia es siempre: Tú aparenta, aquí no pasa nada.

Bueno, pero no todo es popó. NOO.

Hace como un año o dos, ya ni sé, sustituí a un amigo en su clase de español para adultos. Y me encontré cara a cara con un programa maravilloso.

Básicamente, una vez a la semana durante hora y media, los papás que no hablan español ni tienen amiguis fuera de su círculo cerradito (cof cof, los blanquitos) toman clases de español y los que no hablan inglés (inmigrantes recientes, en su mayoría) toman clases de inglés. Y luego en la última media hora se juntan y hacen actividades juntos.

Lo que vi es que en esa media hora los papás blanquitos que por lo general no le hablan a la gente con melanina, están interactuando con ellos conviviendo y escuchándose. Están creando comunidad.

Así que me dije, edigator, hagámoslo. Conseguí ver cómo lo hicieron en la otra escuela y resulta que el Literacy Network le enseña inglés a la gente que quiere aprenderlo y ellos están encargados del programa, el cual se llama Intercambios. Así que hablé con la organización de padres… y les encantó (bueno, no les dije que se iban a hacer amiguis de latinos, les dije que era para que pudieran apoyar a sus hijis en sus clases bilingües en esta escuela que es bilingüe). Pero sacaron la lana y lo vamos a empezar en enero. Además, me toca contratar a un estudiante de posgrado para que dé la clase de español, entonces alegría doble porque los doctorantes siempre se están muriendo de hambre con la mierda que pagan en esa escuela.

La otra cosa positiva es que con el sueldo que le pagan a su servilleta, ahora sí tengo para vivir un poco y me metí a un gimnasio. Salía de las puertas de la escuela agotada, casi sin poder levantar los pies, triste y con un sentimiento ontológico de duda extrema, ese de “qué coño estoy haciendo con mi vida, carajo”. Pero me forzaba, me decía, “edigator, no mames que firmaste el contrato del gimnasio por un año, ya te chingaste, ahora vas”. E iba.

Y en esta semana salía del gym con alegría y energía, con ganas de cantar y bailar, y como voy sonriendo los gringos blancos creen que les estoy coqueteando así que tengo fans que van por su tercer o cuarto divorcio que se estarán imaginando una hot iguana sexy caliente dándoles viagra en la boquita.


Y así seguimos. 
 
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