En estas fechas decembrinas, la gente de todo el mundo se prepara para una experiencia religiosa. Pues una religión nos ofrece (o no) explicaciones para nuestro lugar en el mundo, las razones de la existencia, en fin, nos ayuda a entender la pregunta más humana de la vida: ¿por qué a mí? ¿por qué? ¿por qué?
Entonces este mes, los musulmanes se han preparado para Eid al-Adha, los judíos para Chanukah, los cristianos y católicos para Navidad, los paganos para el solsticio de invierno, los budistas para Rohatsu, los Zoroastristas para la muerte de Zarathustra, etc.
Así que los incomprendidos pero escuchados profetas del nuevo milenio (aka los científicos) se pusieron a estudiar los cerebros durante estas experiencias religiosas y encontraron que… dejan de funcionar. Así es, su momento epifánico se logra porque el lóbulo parietal derecho se apaga (es el que dirige los sentidos y la ubicación en el espacio). (más información, click aquí y aquí)
Así que si su problema es que su cerebro funciona perfectamente y eso causa que no se sienta iluminado o en perfecta armonía con el universo en estas fiestas, haga lo que Phineas Gage (aunque trate de apuntar para más atrás).

Feliz año.
oso bipolar, en uno de sus moods

con mano:
Con cara:

...en peces.










El argumento pragmático (
Esto es, el teléfono celular no es un medio para comunicarse, es un potencializador de células telepáticas ESPeciales. El cual a través de sugestión y superstición ha logrado activar un porcentaje considerable del cerebro que permanecía en un estado de reposo. En otras palabras, fuera de efectuar lo que cualquier microondas, golpe en la testa o caída repentina de un rayo, el celular no es más que un fancy despertador/cámara portátil.




Leonardo da Vinci
Paul Cézanne 


Andy Wharhol
Gabriel Orozco
Edigator


Evidentemente la versión original tiene más sentido, pero se desconoce.








