30.7.07

el tour del mac bix ta

Buscaba una libreta con hojas limpias y me encontré una de Playa, de cuando hacía los tours. Hubo tantos tantos incidentes peculiares que no puedo recordarlos bien, de los casos mencionables están cuando me llevé a los ciegos, la señora de la pierna artificial, la que se estaba muriendo de cáncer, el que se clavó el hacha, la esquizofrénica, la que la mamá no quiso ir y me mandó puros niños, cuando me caí de la bici, cuando claudia se cayó de la tirolesa, cuando me descontaron en el cenote, cuando se me cayó la portuguesa, cuando una se me puso histérica en la torre, cuando el jaguar atacó al pax (un jaguar bebé), las avispas ovejeras, y creo que ya. Pero hoy me acordé del señor cagón.
El tour era uno en el que se incluían tres tirolesas, dos cortas y en la última había que subir una torre hasta la plataforma, la cual, por medidas de seguridad, sólo admitía dos personas: el pax y el guía. Había un cable de acero que iba de la escalera a la plataforma y una viga en la que estaba una cuerda de seguridad. Le decías al turista que siempre tenía que estar amarrado a algo, así que se enchufaban al cable y caminaban hacia ti, tú estabas enchufado a la viga. Por la posición había que conectar al pax a la tirolesa, medio abrazarlo (o mucho abrazarlo si era gordo) y quitarle el enchufe del cable. Si el turista se asustaba, antes de brincar se pescaba de ti y tú caías de la plataforma, te golpeabas la cadera y la cabeza pero sobrevivías (el turista recorría los 50 metros de tirolesa).
Además de las tirolesas había dos cenotes en los que nadabas y al final hamacas y comida.
Advertencia: si tu estómago no soporta anécdotas gore (JD) deja de leer.

Recogí a éstos en la naviera, eran de un crucero, y el señor me dijo que se sentía mal, mareado, con asco, le pregunté si quería hacer el tour y dijo que sí, así que supuse que estaba crudo. Creo que era australiano, pero no recuerdo bien. Venía de luna de miel con su esposa. Del crucero había otras seis personas.
Nos tocó como primera actividad la tirolesa. En lo que les ponía los arneses me pidió ir al baño, le indiqué dónde estaba. Se echaron a la primera, llegó el mr., le revisé el arnés y todo bien, lo lancé. Fuimos a la segunda, todo perfecto. A la tercera el mr. ya estaba verde, me dice que tiene que ir al baño y yo le digo vaya pero que se apure, porque teníamos contado el tiempo, dio media vuelta y se echó a correr. Subimos todos a la plataforma y mientras iba conectando a cada uno de los turistas, yo como siempre, disfrutaba del paisaje, y, como acababa de pasar el huracán, pues los árboles no tenían hojas, se percibía claramente el suelo, la selva y al señor que no llegó al baño, en cuclillas lanzando chorros cafés y humeantes por cada uno de sus extremos. El arnés estaba enredado en sus pies, así como sus shorts. Juro que traté evitar verlo, pero la fuente humana expeliendo líquidos pastosos era hipnotizante. Mientras enchufaba turistas ellos me miraban y hacían una mueca de repulsión. Luego el mister se quitó la camisa y se trató de secar zapatos, piernas, shorts y arnés, en movimientos de arriba abajo, de un lado a otro.

Era el último, subió descamisado, sus tenis rechinaban squeak squeak y venía dejando huellas en la escalera de madera, le dije que se enchufara al cable y que se aproximara. Se acercó y me dijo, fiu.
Ok, let me rephrase that.
Aventó una voluta de vaho vomitada margaritas cerveza corona de antier bife rare onion rings buffet de huevo hacia mi rostro y dijo ffffffffiuuuuuuuu, se me enchinaron las trenzas.
Agarré aire selvático, y tomé su arnés para conectarlo a la tirolesa, estaba húmedo and grimy!!! Estirando el brazo, traté de desenchufarlo del cable, no era posible. Había que tocarlo.
Nay ¡Había que abrazarlo! De pegar mi pecho contra el suyo abrazarlo, de rodearlo con mis brazos y maniobrar en su espalda abrazarlo, de contacto abrazarlo.
Yo podía aguantar la respiración casi un minuto, lo rodeé con mis brazos e hice la cabeza para atrás, pero al sentir su piel fría y pegajosa y él respirándome en la nuca hice un *gasp*, inhalé partículas cargadas de levadura muerta, pedazos de excomida, hedor flora intestinal, pasta, fétida peste marrón… en mis shorts, donde coincidían con los suyos, sus empezaba a ver la humedad creciendo, sus piernas tenían una textura granulosa, como si se hubiera revolcado en lodo. Las arcadas, la nausea, el sentimiento de mi café y el cigarro llenándome la nariz y pensé, le voy a vomitar encima. Así que lo empujé, mi mano se despegó despacio de su cuerpo y el cuate se fue, se fue, y se fue. Yo agarraba aire y sentía las convulsiones, los espasmos, me doblé y cerré los ojos, yo también estaba a punto de ser fuente, cuando los abrí vi mis manos y un amigo guía abajo… Hoolaaaa.
Y yo medio sonreí/grité/lloré.
Poco a poco me calmé, casi zombie me conecté a la tirolesa y di el paso al vacío, miré la plataforma y las huellas de los zapatos del tipo estaban marcadas en el suelo. No quise ver mis manos.
El resto ya fue trámite, Eloy el shamán había enviado al Mr. cagón al cenote a bañarse, le dije que teníamos que quemar el arnés y él lloraba de la risa. Amenacé con tocarlo con las manos y lo vi feo. Total, nadamos, comimos, mr. caca se acostó en la hamaca y le vendí tres camisetas. De propina me dio cinco dólares.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tuviste razón... no terminé de leerlo.. qué asco!!!!!!!! O como diría Eduardo... ASCAAAAA!!!! jajajaja :D

Anónimo dijo...

Como que se está volviendo recurrente el tema de la caca en tu blog, ¿no?

Anónimo dijo...

Maldita sea, pues no hay aventuritas, salvo ir al baño y desear sexo, por eso antes no escribía.
so yes, tema recurrente, ¡oh la caca!
-la que escribe

la vieja diabla dijo...

jajajaja, excelentes aventuras... tienes que escribir las demás!

 
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