Este mecanismo se encuentra en la parte del cerebro llamada hipotálamo y funciona ante el estrés. El cerebro empieza a disparar reacciones en las neuronas, las cuales sueltan un químico y nos hacen actuar, ya sea peleando o huyendo (o quedándonos congelados), y así asegurar nuestra supervivencia. Este mecanismo nos protegía del tigre dientes de sable que entraba en la noche a comerse una pierna, un brazo o una cabeza. Sin embargo, también actuaba igual ante temibles luces y ruidos en el cielo durante una tormenta, pues los percibía como amenazantes.
Sin embargo, pasó el tiempo y el ser humano construyó comunidades donde el tigre dientes de sable ya no se metía a nuestras cuevas y donde el terror de truenos, rayos y centellas podía ser explicado. Así que con el cerebro funcionando de manera lógica y coherente, podemos como humanos inteligentes, determinar que estas situaciones de estrés –o miedo- no lo son tales y podemos superar con la razón esta reacción. Ya no necesitamos activar el mecanismo ante las situaciones de estrés, nuestra vida física generalmente no corre peligro en las horas pico de tráfico o cuando es tarde y tenemos que entregar un trabajo.
Pero, como estamos condicionados a pensar que lo más nuevo es mejor que lo viejo, y que la historia humana forma parte de proceso que llega al progreso para terminar en una iluminación, no podemos entender que seguimos siendo controlados por el hipotálamo. En otras palabras, creemos que no sólo nuestras vidas son muy diferentes de las del hombre de las cavernas sino que nosotros somos mejores.
Por lo tanto, creemos que lo que sentimos como peligroso o perverso DEBE ser la verdad, o bien pensamos que ES UNA AMENAZA REAL.
La emoción más dañina para el ser humano, tanto para el individuo como para la comunidad, es el miedo. El miedo hace que la gente tome medidas preventivas contra lo que creen que les causará daño. Y cuando se activa el mecanismo de pelea-huida, todo y todos a nuestro alrededor parecen amenazantes y que nos van a perjudicar. Todo nos quiere matar. Cada frase se entiende como una amenaza, todo se distorsiona, ya que todo es visto bajo el filtro de lo que nos podría causar una calamidad.
En otras palabras, todo lo que no nos daña no pasa por el filtro (ni lo escuchamos ni lo vemos), pues estamos usando todos nuestros mecanismos de protección para detectar el peligro y así poder sobrevivir. Y entre más se trata de dialogar racionalmente sobre esta percepción errónea, más amenazas se escuchan y más miedo surge.
Así, no existen razones o argumentos suficientes para mostrar que los atemorizados están equivocados, porque simplemente todo eso se queda fuera de lo percibido. No existe manera de comunicarse cuando el mecanismo está activado.
Así, no existen razones o argumentos suficientes para mostrar que los atemorizados están equivocados, porque simplemente todo eso se queda fuera de lo percibido. No existe manera de comunicarse cuando el mecanismo está activado.
Recientemente fui a una conferencia sobre la crueldad en los siglos XVI-XVII. (Esto sería más o menos 101,500 años después de que los hombres de las cavernas cazaban mamutes con lanzas) me di cuenta que en lo único que el ser humano ha mejorado es en su capacidad de crueldad. Somos seres que generación en generación hemos ido perfeccionando el mecanismo de huida-pelea hasta llegar al punto de inventar la tortura como espectáculo - de esa forma sirve de propaganda del castigo (no hagas eso o te va a pasar lo mismo que al decapitado ése).
Es tanto el miedo de algo que podría ser un daño que inventamos la tortura.
Todas estas ilustraciones de hace 5 siglos me recordaron a los periódicos de hoy en día.
Claro, antes no era posible matar 200 personas de un trancazo, necesitabas mucha gente para hacer eso, o una peste; ahora matar 1000 ó 10,000 es fácil, porque hemos perfeccionado la tecnología a tal punto que podemos destruir a lo que nos causa miedo sin problemas.
Incluso, somos tan crueles que hemos llegado al extremo de inventar palabras y acciones para no admitir que somos crueles. Por ejemplo, si se va a matar a alguien, se quiere que sea de manera “humana”. Si se va a tener a alguien encerrado en una jaula de por vida, se quiere que tenga asistencia médica. Si se va a masacrar a toda una comunidad, se trata de no asesinar a los niños (para así poder dejarlos huérfanos y resentidos, traumados y asustados).
Entonces ahí lo tienen, en lo único que la humanidad es excelente es en el mecanismo de huida-pelea, en la crueldad y en asumir que como tú los vas a matar, ellos te tienen que atacar primero. Y entre más trates de dialogar, más miedo te van a tener y más crueles se van a volver.
Y por eso estamos como estamos y JAMÁS va a mejorar el mundo.
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