9.6.08

El perro triste de la semana

Les presento a Sergio, el nuevo perro triste de mi cuadra.

Generalmente, cada cuatro meses, llega un nuevo perro triste a la calle en la que vivo. Traen sarna, heridas expuestas, extremidades rotas, tiemblan, vomitan sangre y apestan. Todos apestan. Mucho.

Sergio además de lo anterior no puede mover una pata, está ciego de un ojo y está lleno de garrapatas. Eww
Pues ven, aquí en donde yo vivo, es costumbre comprar un cachorrito bonito y tierno para el día del niño, navidad, día de reyes, diez de mayo, día del padre (sigh) y unos meses después ya no es chistoso que muerda al bebé, se mee en el sillón, se cague en la cama o destruya zapatos, y pues se hartan del maldito perro piojoso y lo van y lo botan al monte.
La edigator vive en el monte.
También llegan gatos, pero esos se mueren más rápido pues hay una fijación entre la gente de esta colonia en atropellarlos. He visto cómo las coléricas trocas se suben a los camellones para poder despanzurrar a un minino, y luego gritan vivas y hurras.

Pues sí, un micifuzo en el piso es un micifuzo tortilla.
De los tlacuaches ni se diga, creo que hasta los cazan. Un oso, jabalí, víbora, mapache, ardilla o tejón osa bajar del cerro y le hablan hasta a protección civil para que destruya a la amenaza, lo encaje, etiquete, perfore oreja y deposite en su zoológico inadecuado más cercano.
Oh, qué tiempos aquellos en los que el feliz coyote y su pandilla podían cercar a un homo sapiens sapiens y comerlo a dentelladas, dejar los deditos para después. Como ya no tenemos eso, ahora los adolescentes cumplen ese papel aterrorizante, con sus colmillos y ojillos tenebrosos, sus piercings que hacen clink clink mientras te rastrean y aniquilan…

Pero me desvío.
En fin, volvamos al perro triste de la cuadra, Sergio. Trae el cráneo deformado, (¿patadas, pedradas o batazos?), le tiene pánico a los líquidos (¿cubetazos?), si levantas la mano corre, si le dices “perro” se orina, y tiene quemadas las patas (¿gasolina?). Oh, sí, es un perro triste y traumado el Sergio.
(¿Su nombre? Pues una de dos, si se cura será algo bueno y asociaré ese sonido a algo positivo. Si se muere… pues también.)
Entonces, lo que la edigator pide, con mucho tacto y apelando a la misericordia, (lo sé), manipulando sentimientos de la manera más vil, (también lo sé) es que si ven un perrito o un gatito en la calle, le corten los huevos.

¡Sí amiguito! Cada vez que veas un perrito, en vez de echarle un pan o darle agua, córtale los huevitos, snip snip. Con tu ayuda, podemos hacer un mundo mejor.

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