para el Vaguito y la Mars
La escritora, sufragista, socialista, feminista, Helen Keller, también quería mucho a los animales. Ella fue quien introdujo a los perros akita a Estados Unidos.
Cuando fue a
Japón en 1937, llegó buscando a Hachikō, un perro akita dorado, pero éste había
muerto en 1935.
Les cuento la
historia de Hachikō.
En 1924, Hisesaburō Ueno, un profesor del
departamento de agricultura de la Universidad de Tokio, lo recibió como regalo. Todos los
días iban juntos a la estación del tren y todas las tardes, tras terminar el trabajo en la universidad, Hachikō iba por él a la estación. Pero un día en 1925, el
profesor no llegó. Hisesaburō habría sufrido un derrame cerebral y murió súbitamente.
Hachikō lo esperó ese día, y al día siguiente, y al día siguiente, y así por 9
años, todos los días en la estación.
Hachikō esperando |
Luego de que saliera un artículo de Hachikō en el
periódico, la gente lo empezó a reconocer, esperando, día tras día, y le llevaba comida y lo acompañaban
un rato mientras Hachikō aguardaba, pacientemente, el regreso de Hisesaburō.
Cuando el perrito
se murió la gente estuvo muy muy triste y hasta hoy en día, todos los 8 de abril,
celebran su vida, su memoria y su lealtad.
Los japoneses se
sintieron tan honrados de que Hellen Keller preguntara por él, que le
regalaron un perrito akita, Kamikaze-go. Pero se le murió de disentería y le dolió tanto que los japoneses le regalaron
otro perrito, el hermano mayor, Kenzan-go. Estos dos perritos fueron los
primeros akita en todo Estados Unidos. Eso, y que Hellen Keller los llamara
ángeles con pelos los hicieron volverse muy populares y la gente empezó a
interesarse por los akita.
A Kenzan-go ella le decía Go-Go de cariño |
Hellen Keller
también tuvo otro perro al que adoraba, un Pitbull llamado Sir Thomas. Sir
Thomas la acompañaba a todos lados a donde fuera. Mientras ella daba clase, Sir Thomas la esperaba afuera del salón y
luego caminaba con ella hasta su casa.
De él decía que
era el señor de sus afectos, que tenía un pedigree largo, una colita torcida y
la chispa más chistosa en todo el caniverso.
Sir Thomas y Hellen Keller, posando |
Lo quiso mucho.
Pero esta entrada
no es de perritos, es de gatitos. Así que también les incluyo una rara foto de
Hellen Keller con su gatito adorado, “Phiz”.
Amor al primer olfato |
Shhh... es un gato.
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