1.5.14

Los gatos y sus escritores: Hellen Keller

para el Vaguito y la Mars

La escritora, sufragista, socialista, feminista, Helen Keller,  también quería mucho a los animales. Ella fue quien introdujo a los perros akita a Estados Unidos.

Cuando fue a Japón en 1937, llegó buscando a Hachikō, un perro akita dorado, pero éste había muerto en 1935.

Les cuento la historia de Hachikō. 

En 1924, Hisesaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura de la Universidad de Tokio, lo recibió como regalo. Todos los días iban juntos a la estación del tren y todas las tardes, tras terminar el trabajo en la universidad, Hachikō iba por él a la estación. Pero un día en 1925, el profesor no llegó. Hisesaburō habría sufrido un derrame cerebral y murió súbitamente. Hachikō lo esperó ese día, y al día siguiente, y al día siguiente, y así por 9 años, todos los días en la estación.
Hachikō esperando

Luego de que saliera un artículo de Hachikō en el periódico, la gente lo empezó a reconocer, esperando, día tras día, y le llevaba comida y lo acompañaban un rato mientras Hachikō aguardaba, pacientemente, el regreso de Hisesaburō.

Cuando el perrito se murió la gente estuvo muy muy triste y hasta hoy en día, todos los 8 de abril, celebran su vida, su memoria y su lealtad.

Los japoneses se sintieron tan honrados de que Hellen Keller preguntara por él, que le regalaron un perrito akita, Kamikaze-go. Pero se le murió de disentería y le dolió tanto que los japoneses le regalaron otro perrito, el hermano mayor, Kenzan-go. Estos dos perritos fueron los primeros akita en todo Estados Unidos. Eso, y que Hellen Keller los llamara ángeles con pelos los hicieron volverse muy populares y la gente empezó a interesarse por los akita. 
A Kenzan-go ella le decía Go-Go de cariño

Hellen Keller también tuvo otro perro al que adoraba, un Pitbull llamado Sir Thomas. Sir Thomas la acompañaba a todos lados a donde fuera. Mientras ella daba clase, Sir Thomas la esperaba afuera del salón y luego caminaba con ella hasta su casa.

De él decía que era el señor de sus afectos, que tenía un pedigree largo, una colita torcida y la chispa más chistosa en todo el caniverso
Sir Thomas y Hellen Keller, posando

Lo quiso mucho.

Pero esta entrada no es de perritos, es de gatitos. Así que también les incluyo una rara foto de Hellen Keller con su gatito adorado, “Phiz”.
Amor al primer olfato


Shhh... es un gato.

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