Todo este año el
gato ha estado perdiendo peso. Dejaba de comer o vomitaba todo inmediatamente
después, maullaba hambriento y yo probaba darle de todo. Pero o no comía o lo
vomitaba.
Iba al
veterinario para que le pusieran suero cuando estaba tan deshidratado que no se
movía, le hacían análisis costosísimos que no decían nada. Siempre me decía el
viejo tarado ese que no tenía nada, que era un gato y así son los gatos.
En enero del año
pasado pesaba 5 kilos, para diciembre 1.800.
Muy flaquito |
Así que cambiamos
de veterinario, el mismo análisis al 10% del costo, y el diagnóstico: Es un linfoma.
El gatito está muy mal.
Recomendó un
tratamiento de esteroides que podría prolongarle la vida hasta dos años, pero
tiene que empezar a comer.
Me dio una bolsa
de suero con agujas para que yo se lo pusiera, comida con alto contenido
proteínico.
Yo lloré mucho
todo diciembre y mucho de enero porque no estoy lista para que se vaya.
Así fue pasando diciembre y enero, comiendo poquito, poquito más, avanzando despacito.
Y parece que los
esteroides están funcionando, casi pesa 2.2kg, y el gato esta semana se revolcó en su catnip, se
afiló las uñas y dijo miau.
Duerme mucho. Pero anoche me despertó a las 4am (bueno, hoy)
y me dio un besito, luego se acurrucó a mi lado. Yo soñé que había un oso gordo,
peludo y gris que lo venía persiguiendo y yo me ponía en medio y el gato
lograba entrar al cuarto y meterse debajo de la cama. El oso se quedaba afuera.
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