No sé si ustedes
lo saben, pero hoy es el día nacional de los gatos en Estados Unidos. No debe confundirse con el día internacional de los gatos, el cual es el 8 de agosto, ni con el día nacional del gato
callejero (el 16 de agosto), o el día de abrazar gatos (4 de junio). Por cierto, los perros tienen únicamente
un día asignado, el 26 de agosto, posiblemente porque sus dueños están afuera paseándolos y no encerrados
frente a la computadora ideando cómo modificar los calendarios internacionales.
Anyway, para
conmemorar el día hoy quisiera contarles un poco porqué es necesario que tengan
(al menos) un gato, no sólo su cordura depende de ello, sino que el mundo
entero precisa, sin duda alguna, que tengan (mínimo) un gato.
Empecemos con la
ailurofobia, el miedo a los gatos. Uno podría cuestionar que realmente existiese
en el universo un ser que tuviera tal trastorno psicológico que lo hiciera temer
a los gatitos.
Atrás, ¡bestia!(fuente) |
Pero han existido. Sin embargo, su
irracionalidad no solo se reflejaba en su terror, sino que correspondía a seres
megalómanos, sedientos de poder y crueldad inusitada (porque un gato genera humildad).
Empezando por Napoleón, quien una vez fue encontrado en su tienda de
campaña, acurrucado llorando en una esquina porque un gatito se encontraba
maullando cerca de él.
Aidez-moi! Vite!! (fuente) |
Dwight Eisenhower, presidente de los Estados
Unidos y general durante la segunda guerra mundial fue quien comenzó la Guerra Fría y le
adjudicó el papel de policía del mundo a los Estados Unidos y el derecho de
perseguir y aniquilar cualquier influencia soviética. Además de rusos, le gustaba asesinar gatos,
había orden de disparar a matar a cualquier gato que se acercara a su casa en
Gettysburg .
Otro loco, además
de odiar a los judíos, los gitanos, los homosexuales, los comunistas, los católicos,
las personas con discapacidades, y básicamente, al mundo, odiaba a los gatos.
Así es, ni más ni menos que... Adolfo Hitler.
Was? Ich bin nicht deutsch. (fuente) |
Otro loco, Ugolino de Segni, “sobrino” del Papa Inocencio III,
después conocido como el Papa Gregorio IX excomulgó a un emperador por no
querer emprender otra cruzada, ordenó la invasión de Sicilia, creó la
Inquisición y ordenó matar a todos los gatos (y sus dueños) por ser demonios.
Una vez
comprobado que solamente los locos asesinos invasores inquisidores holocaustistas odian a
los gatos, déjenme les digo por qué el mundo necesita que tengan gatos.
Durante el
medievo, la gente además de pensar que bañarse hacía daño, que todo se curaba
con oraciones e inciensos y la música más acá era los cantos gregorianos,
haciéndole caso al loco de Gregorio IX, empezaron con el hobby de quemar
mujeres que consideraban brujas. Ellas generalmente
eran las comadronas o yerberas del pueblo, que poseían conocimientos sobre
plantas medicinales y maneras de tratar las enfermedades. Sin embargo, como cualquier persona
racional y que posee dos dedos de frente, estas mujeres tenían gatos,
desafortunadamente eso era una prueba contundente de su brujerez. Se echaron entre
40 y 60 mil mujeres (y sus gatos) de esa forma.
Así, el odio felino
no sólo detuvo el avance de la ciencia médica y los derechos de las mujeres y
los gatos, sino que a menos gatos, más ratas. A más ratas, más pulgas. A más
pulgas, más contagios de peste negra y zaz, que se muere un tercio de Europa y otro tanto de Asia.
Ya lo decía este monje. |
Así que si no
quieren ocasionar el fin del mundo o convertirse en asesinos seriales, vayan
por su gato.
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