Les iba a contar
cómo el gato usado Smoke, alias el gato Simón, alias el Gato-tigre, pero mejor conocido como Get it off!
Get it off! defendió con valentía y honor sus puntiagudas y navajientas uñas de
tres veterinarias wisconsinianas. Son de esas mujeres que destetaron con cerveza y fueron criadas en una granja, que desde los cinco años las llamaban para que le detuvieran al cerdo y así poder castrarlo.
Las veterinarias wisconsinianas pensaron que sería una buena idea cortarle las uñas al gato Simón para disuadirlo de andarse subiéndo por los marcos de las puertas y filetear al gringo marido, quien ya tiene los brazos llenos de costras.
La sangre Wisconsiniana sabe a queso, mmmme encanta. |
Mejor me salto al final, no hay por qué glorificar la violencia.
El
caso es que estas tres pobres (pero gigantes) mujeres, con toallas, guantes de
cuero, bozal (para el gato, no para ellas) y rociadas en feromonas de amor nos
pusieron una tachita a un lado del nombre, nos vendieron un cortauñas y nos
dijeron que quizás en el calor del hogar el gato Simón estaría más relajado y
nosotros seguramente sí podríamos cortarle sus afiladas garritas.
Se oían las
risotadas cuando salimos de la clínica.
Por supuesto, no lo hemos ni intentado.
1 comentario:
Goyo se dejaba pacientemente cortas las uñas. La nueva no tanto pero lo hacemos en casa.
Eso si, la "esteticienne" puso en el expediente del gato : "crazy cat" y tras el primer corte de pelo. Juramos no volver y compramos la rasuradora para hacerlo en casa.
Ese es otro cantar.
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