A mí me gusta la cerveza. Me gusta su sabor, su textura, la espuma, en fin, toda ella me fascina. Pero odio de manera desmesurada (ésa de con antorchas y lanzas y vamos a arrasar) los comerciales de cerveza.
Aparentemente, los encargados de promocionarla, después de costosos análisis de mercado y sueldos que rebasan las 5 cifras, llegaron a la conclusión que aquellos que la beben son básicamente unos cerdos.
Si uno analiza el target audience puede identificar claramente que el público consiste en hombres de poco seso, misóginos y que su gran búsqueda existencial, objetivo final de la vida (oh la la lá epifanía), se limita al encuentro del control remoto.
Yo los veo y me repugnan, pongo los ojos en blanco y echo espuma por la boca, pero la gente se ríe y sigue comprando el producto. ¿Acaso edigator equivocada?
Les pongo cuatro ejemplos publicitarios de cuatro países diferentes:
Cerdos gringos
Cerdos daneses
Cerdos mexicanos
Cerdos irlandeses
Claro, también les pongo el caso contrario:
Sólo cerdos
omaicuac
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