Conforme uno va a la escuela primaria, se aprende una serie de datos y frases célebres para no pasar como un completo imbécil cuando por fin se le presenten a los padres del obscuro objeto del deseo (aka novi@). De esta forma nos enseñan a contar sin usar los dedos (matemáticas), algunas fechas de eventos mortales, brutales y violentos (historia), a no decir ansina o haiga (español) y a memorizar el comienzo de algunas obras literarias famosas y diálogos que suenen cultos (literatura).
Pero uno crece. Y un día, en medio de una tormenta tropical, inesperada e iracunda, uno termina por refugiarse en una biblioteca y ojear finalmente aquellos volúmenes que nos hicieron memorizar y ¡oh sorpresa! No eran lo que Mrs. Canseco decía, si no que su tema era completamente otro y en verdad hemos pasado por bestias durante este tiempo.
Para desbestiaficar, la edigator se complace en presentar… los inicios de obras literarias más importantes en su contexto apropiado (establecidos por la mismísima edigator).
Primero, dos diálogos hipermentados en su contexto apropiado (si quieren saber el autor y la obra, den click sobre la cita).
Cuatro inicios famosos:
En un lugar de la mancha de cuyo no nombre no puedo acordarme
III.
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
IV.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo .
Listo, ahora sí pueden presentarse ante la alta sociedad.
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