16.6.20

Los zombies también lloran


No había escrito nada desde que nos fuimos todos a nuestras casas porque se me hacía que mis cinco lectores preferirían leer obsesivamente sobre la covid y hacerse expertos infectólogos, estadistas, virólogos, panaderas y sastres.

Empezamos en marzo, estamos ya a mediados de junio, 2020.

Lo que no te cuentan en los escenarios del apocalipsis zombie, es que un grupo grande de personas va a simplemente “no creer” que haya un apocalipsis zombie. Van a ver cómo incrementa el número de infectados y muertos, y van a decir que es una gripa y que la vida sigue.

Me tocó quedarme en el peor lugar del mundo (aunque pobres los turcomanos, su dictador de ellos prohibió el uso de la palabra “coronavirus” y sanseacabó, no hay virus, quizás ése es el peor, ).

Oficialmente, hoy Gringolandia tiene más de 2 millones de infectados y casi 120 mil muertos. No se cuentan todos los casos a los que no se les han hecho las pruebas. O como diría el brillante clamidia-in-chief, con su lógica de infante de 5 años, “si dejáramos de hacer pruebas, tendríamos menos casos.”

Y como a la realidad no se le puede aventar choro mareador y desaparece (como han hecho estos asesinos neoliberales en las últimas décadas), los intrínsecos problemas sociopolíticos y económicos salieron a flote. Todo lo que les he estado contando en el blog estos últimos años explotó con la pandemia.

La anaranjada verruga genital de la casa blanca cerró fronteras, sacó dos trillones de dólares y se lo repartió a sus amigos, se robó todas las máscaras y equipo de protección y se lo repartió entre los millonarios (incluso robándoles a los hospitales), puso a cargo a Walmart, Target, y farmacias privadas a desarrollar pruebas (que obvio, no lo hicieron). Cesó los juicios de inmigración, se puso a deportar a todo mundo e infectar a los países, entre otras cositas y nada más en dos meses.
 
Y entre la muerte y el desempleo (40 millones ahorita), la ultra derecha decidió que ya se había aburrido del coronavirus y que querían tomarse una cerveza y jugar golf, así que fueron a invadir los capitolios y a punta de pistola exigir su mani-pedi.
La güerita del hocico abierto quiere ser senadora (foto JOSHUA A. BICKEL)

Entre todo esto, que unos cerdos policías asesinan a un hombre (George Floyd) asfixiándolo durante 8 minutos y 46 segundos, mientras el pobre hombre rogaba por su vida. Y la gente se puso a protestar y protestar. Como en todo gobierno autoritario, el propio gobierno lanzó a infiltrados para causar desmanes y se apropió de la narrativa para justificar aún más abusos contra las minorías.

Si gustan ver una compilación de brutalidad policíaca de hace 10 días, liga aquí

El megapedo que se va a venir este fin de semana es que es Juneteenth. Juneteenth es una fiesta para celebrar el fin de la esclavitud, lo tradicional es hacer un fiestón, tener carne asada, desfiles, música en vivo y bailes. Es una celebración alegre con un chingo de comida y un chingo de orgullo.
Comida, baile y más comida (del año pasado)

¿Y por qué, mi escamosa cocodrilo (y no nada más por la resequedad de manos) dices “megapedo”?

 Ahh, porque la gonorrea que tenemos como presidente decidió celebrar el primer rally a favor de inyectarse cloro en las venas y meterse rayos ultravioletas por el culo nada más y nada menos que en Tulsa, Oklahoma el mero día de Juneteenth.

¿Y qué tiene de especial Tulsa, Oklahoma, mi reseco reptil?

Pues que Tulsa era lo que llamaban el Wall Street negro a principios del siglo XX. Era una próspera ciudad de exitosos empresarios y médicos, había tiendas, hospitales, y gente que había podido no sólo salir adelante, sino brillar, y formado una comunidad vibrante.
Tulsa, Oklahoma a principios del siglo XX (fuente)


Entonces los blanquitos se emputaron y los bombardearon, así con aviones y toda la cosa, los mataron a casi todos y todas. Rasaron la ciudad.
Así se ve la envidia, Tulsa, 1921 (fuente)


Esa sífilis con tupé sabe muy bien esto y su secta también.

Aquí su servilleta predice que va a mandar a sus infiltrados, va a ocasionar desmanes y con eso va a justificar acercarse aún más a un fascismo total. Ojalá yo no tenga razón.

No se pierdan nuestra próxima entrega: Q y la secta de Trump.

Lávense las manos.

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