31.10.10

Calaveras para los muertos

Nerviosa estaba la muerte
Por la misión que esperaba
México cayó con suerte
De mandarse a la guayaba.

En vez de escoger personas,
Se llevará a las ciudades,
A “escoltas” abusonas
Que hacen atrocidades;

A hartos narcotraficantes
Que en las calles te disparan
Donde quiera que te plantes
(al menos se disculparan).

Así la calaca espera
Por su trabajo más grande,
Cien millone´ en balacera
Para empezar el desmande,

Otros diez en los desiertos,
En cocinas y cultivos,
Tantísimos encubiertos
De los che gringos nocivos.

Porque todos participan
De esta situación diaria,
los que a la vaca destripan
O con pata solidaria.

La muerte está entrenando
Para poder realizar
Aquel suceso nefando
De la masacre total.

Con todo el que se lleve
Se va a poner a bailar,
Tanto zapateo y quiebre
En la tierra va a temblar.

Todos morirán con el temblor, 
Y a ésos ¿quién les va a cantar?
Para México no hubo un favor 
Así que nadie les va a rimar.

24.10.10

Los bichos


El viernes, tras mi última clase, subí al elevador del edificio donde trabajo para ir a dejar mis libros y materiales didácticos (vasitos y papelitos de bingo, tan cool yo) a la oficina. Mi oficina está en el piso 11 y de ninguna manera pienso hacer el ejercicio requerido, para eso están los gyms. Pero en fin, me subí en el piso 3 y estaba una gringa ahí, altota y güerota y viejota, con una chamarra bien étnica (que es como le llaman a todo lo que no es gringo que tiene colores o está hecho a mano). Y arriba de su chamarra étnica traía un bicho, un Mega Bicho.

"Err, excuse me, you have a...

      ...Bee."
Impresionante reacción de alguien que pertenece a una nación que se dedica a bombardear y atacar a todos. Se puso a gimotear mientras yo trataba de espantárselo. “Hush hush, it will be ok” le decía. Pero como me acababa de volver a dislocar el brazo, traía en la mano izquierda los vasitos, las cosas del bingo, los libros y demás y la derecha ahí, nomás, caída y triste, tratando de imaginar que si el bicho estuviera en un oaxaqueñito igual y sí se podía quitar. Así que le soplaba a la doña gringa y trataba de maniobrar con la izquierda.

Y que empieza a llorar, “oh oh, i am terribly allergic to bee stings” y entonces vi bien al bicho, y le digo, para calmarla, “oh, dont worry, it fact, it is a...


       ...Wasp!”

No reaccionó de la calmada forma que yo esperaba, de hecho fue todo lo contrario, empezó a ondularse y moverse y contorsionarse como víbora comiéndose un french poodle. Así que me dije, carajo, y le di un zape que tiró a la avispa al suelo y ahora sí, con el (no) poderoso brazo derecho atrapé al triste bicho en el vasito y lo cubrí con delgadísimo papel. Ella suspiró alegre y sonó el elevador, ding, ya estaba yo afuera. Con avispa en vaso y en el piso once del edificio sin ventanas.

Ahora, ¿qué se hace con una avispa enojada en un vasito cubierto suavemente con un papelito? Además, con sólo un brazo útil. No podía usar la mano derecha para picarle al botón del elevador para bajar (porque no podía levantar mi brazo), ni podía transferir al bichito, bzzzz bzzzz enojado bzzzz, a un lugar más cómodo para su transporte. Así que pensé por un momento ir a soltarlo a la oficina de los chinos, pero, la verdad, tanto trabajo para que se muriera el bicho...

Así que me fui a mi oficina (la cual comparto con otros 30 desgraciados profesores) y entre todos democráticamente decidieron despanzurrarla. Yo apelé a la dictadura, hice la transferencia de transporte, brinqué al elevador, regresé al piso tres (que da a la calle) y dejé que la avispa se fuera solita y volando a picar a algún otro incauto.

18.10.10

Vampiros

Hoy chistes de vampiros porque es lunes cercano a Jaloguín.

De todas formas, yo sigo pensando que los vampiros están de moda como seres de quien enamorarse porque ocurre una liberación sexual femenina aún más evidente.  Sexo oral, todo el mes. Zaz.
Y además hay una situación de dejarse chupar, de transgredir géneros. No sé, nadie pensaría enamorarse de un frankenstein o de un zombie, pero los vampiros son depredadores sexuales. Seguirán de moda hasta que estas represiones sexuales disminuyan. En otras palabras, a más represión, más vampiros.
Sin más preámbulos, los chistes:

Uno
Qué le dijo la vampira a la lesbiana no vampira.
 “Adios, chula, nos vemos en 28 días”

Uno y medio, versión Limerick
There once was a vampire named Mabel,
whose period was notoriously stable.
So one night of full moon
 she sat with a spoon
and drank herself under the table.

Dos
Los vampiros frecuentan un bar, nada de True Blood, esto es Sangre REAL. La gente bebe O, O+, O-, O+ mezclada con negativa (para los rebeldes). Un emocionante etcétera de selecciones. Y entra este vampiro, elegante, con capa, un vampiro antiguo y pide... ¡Un vaso de agua caliente!
Se hace un silencio terrible. Lo miran. Le gritan “¿Qué te pasa, imbécil?” “¿Qué haces?”
“¿Qué?” Contesta el vampiro elegante mientras saca un tampón usado. “¿No me puedo hacer un tecito?”

Tres
 Llega un vampiro con la boca llena de sangre, a su cueva y otro le pregunta: 
¿Dónde conseguiste tanta sangre?. 
Entonces el otro le responde: 
¿Ves ese cementerio? 
-Sí, contesta el otro
¿Ves la ultima tumba? 
-Sí
¿Ves ese muro enorme? 
-¡Sí, sí!
-Bueno, pues, ¡yo no lo vi! 

Cuatro
Drácula en su castillo.
"Igor! tráeme el desarmador" (...) "Argh!!!
el de cruz noooooo"

Cinco
Drácula, sabio vampiro, intenta enseñarle al nuevo vampiro cómo beber sangre. Salen a la calle y Drácula se planta frente a una mujer y la abraza, le baja la bufanda y le empieza a chupar el cuello. ¿Viste Gustavo, viste cómo se hace?
El otro asiente y empieza a caminar, hasta que ve a un borracho, tirado en la calle, corre a él y le baja los pantalones, empieza a succionar furiosamente de aquel lugar del cual se imaginan. Drácula se acerca y lo ve, “Pero Gustavo, ¿qué estás haciendo?”
Y responde Gustavo, “ay, bueno, es que es más fácil con popote”.

Seis
Dos vampiros van volando y se cruzan.
Uno le pregunta al otro:
¿Cómo te llamas? 
El otro le responde:
Vampi.
¿Vampi qué?
Vampi Rito, y tú, ¿cómo te llamas?
Otto.
¿Otto qué? 
Otto Vampirito.

Siete
Es una noche obscura, con niebla, camina un hombre, nervioso. Tras pasar el cementerio, de unos arbustos sale ¡TADÁM! ¡Un vampiro! Pálido, con colmillos, con capa, ojos penetrantes. Lo toma del cuello y le muestra sus colmillos, ¡Aaaaargh!
El hombre saca una cruz. El vampiro se la arranca de las manos y la lanza con una carcajada, “¡Ja ja ja ja!”
El hombre implora, “por favor, tengo familia, no me chupes”.
El vampiro lo mira, sonríe y le dice, “Mira compadre, la verdad la cosa está difícil, hace ya días que no encuentro una vampira para, tú sabes, así que si no te importa, en vez de morderte, te pones y pues...”
El hombre accede y empieza la sesión. Al rato el hombre le dice “Sr. Drácula, no pensará que por hacer esto yo soy, sabe, no que esté mal, pero...”
Y el otro le interrumpe sin perder el ritmo, “Y... ¿A tu edad y a poco todavía crees en vampiros?”

Ocho


Nueve



Diez


Listo, ahora, ¡a chupar!
 
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