Hoy les tengo un
método infalible para evitar todo tipo de intimidación o sentimientos de inadecuación.
Aunque las nuevas
generaciones no dan medio huevo por este tipo de clasificaciones (recuerdo a un
alumno mío saludando al rector del sistema ITESM Rafael Rangel Sostman con un totalmente inapropiado “qué onda wey” y a otro más que fue a pedir
trabajo en CEMEX vestido en jeans y una camiseta de MegaDeth y luego no
entendía por qué no se lo dieron...). Anyway, para las viejas generaciones,
pensar:
1. Todos (casi)
salieron del útero de su madre. Así es, hasta el papa Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger) embarró su cara en la vagina y clítoris de
su madre. Es más, el chocho de la madre del papa fue conocido y manoseado por
al menos otras 3 personas cuando él nació.
2. Todos se
cagaron en sus calzones (zurraron, en mexicano) y alguien tuvo que limpiarles
el culo. Todos, también Carl Sagan y Einstein.
Y en caca
andamos, 3. Todos cagan. Y como todos cagan, en algún momento todos pujan, se
agarran del toallero y pujan y la vena de la frente resalta y los ojos se les
botan y pujan. Hasta Obama. Obama puja.
4. Esa persona
que tú amas y que te trae cacheteando las banquetas, que te hace suspirar con
sus particularidades y cuyos ojos son como dos luceros, bueno, esa persona está
llena de sangre. Básicamente esa persona es una bolsa contenedora de mocos y
líquidos viscosos y como un metro de excremento.
Y la que a mí siempre me ha causado más shock:
4. Todas las
personas en algún momento de su existencia han sido amadas o al menos han
inspirado un sentimiento de compasión. No me refiero a que Jesús te ama, estoy
hablando de gente de verdad, sus madres, sus herman@s, sus hij@s: El policía
ratero, el asesino de niños, todos, en algún momento alguien los quiso, en
muchos de los casos, alguien todavía los quiere. Y los aman porque hay algo en
ellos que es digno de ser amado, sólo que tú no lo puedes ver.
De SouthPark: Bigger, Longer and Uncut |
Fin.
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