Cuatro. Digo. Terrible decisión, invitar a dos más. ¿quién podría merecerlo? Delirium, repito delirando, Delirium y ¿cómo elegir?
Vamos me dice, escoge ya. Mi madre, escojo. Mi madre y uno más. Sólo uno. Ya no es elegir entre los elegidos, es elegir solo uno, uno solo, ¿a quién?
Viene novio y toma binoculares, toma agua, toma la canasta del picnic, estaremos casi en el cielo, arriba arriba.
Y llegamos y mostramos los boletos y bajamos, bajamos bajamos. Casi inframundo, mentiste novio, y novio ríe. Te engañé, dice.
Llega jorge y llega madre. Y bajamos, bajamos, bajamos, madre entona un wowww que lo apaga la música que crece y envuelve y salen volando bolas, se abren puertas y ellos nos miran y nos dejan entrar, y baila un perro en zancos mientras ladra bow wow, un payaso que regaña y apunta, y unos niños placenta bajan del cielo, y dos chinos se agarran y vuelan vuelan mientras el crepitar de tambores, el resumir de tumbas y bongós y alguien hace capoeira dentro del vestido de una brasileña que practica samba, y nada una sirena por los aires, y se l
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Subimos subimos subimos a la realidad, y nos vamos a casa.
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