30.1.07

Té de Apocalipton (o échale más agua, Mel)


Ya fuimos a ver la película de Apocalypto (al cine, a pesar de la consigna de compra pirata y no beneficies a Hollywood) y a pesar de la mala crítica que ha recibido, a mí no me pareció tan peor. Dije tan.
Explico: para empezar, yo no llegué pensando que los mayas de la antigüedad fueron un pueblo idílico, sólo dedicado a la observación de los planetas y eclipses, a meditar sobre la profundidad del cero mientras sus pacíficos niños jugaban a la ronda. La historia nos ha mostrado que ni los aztecas ni los gachupines los pudieron conquistar (al menos no sin que antes la viruela matara a más de la mitad de la población); que se comieron a los primeros visitantes europeos (salvo a Gonzalo Guerrero y al otro malinchista); que algunos cenotes y tumbas tienen cuerpos humanos de sacrificio, incluyendo niños, los favoritos de Chaac; que tenían esclavos (como Gonzalo Guerrero); y que por lógica, si desapareció todo su conocimiento científico con la llegada de los españoles, éste era reservado para una muy muy pequeña élite. Porque mayas, mayas, todavía hay.
Entonces, debemos admitir… los aciertos de la película:
La ciudad (queremos más)
Las pirámides de colores (así eran, ¡rojas! ¡no grises!)
La manera en la que pintan las pirámides (con las manos, los esclavos)
El tocado del halach huinic, osea, el rey (¡jade jade!)
Los tatuajes, dientes y decoraciones corporales (madonna se queda corta)
Los peinados (bien basados en sus códices)
La mirada de complicidad del rey con el sacerdote al anunciar que el eclipse es el dios respondiendo (demuestran su conocimiento preciso de la astronomía)
El poder ver todo eso que nos hemos imaginado
¡¡¡¡El hablar todo el tiempo en maya!!!! Y despacito, porque parece que ninguno de los actores era originalmente mayero.
Los desaciertos:
Menores:
· Perro peludo (nomás había xoloscuintle, aunque se puede argumentar que era un sueño… ¿o un coyote?)
· Toda la ciudad se construye a la vez (lo hacían en etapas)
· Cualquiera puede comprar esclavos en la plaza (no son iguanas)
· Correr día y noche sin descanso por la selva (pos si no son tarahumaras)
· Correr en la selva sin caerse en un cenote, chocar con lianas, pisar víboras, alacranes, tocar hiedra, atorarse, clavarse espinas, cortarse con ramas (ok, concedo que si te van a matar, igual y corres)
· Que la víbora brinque y mastique el cuello de un perseguidor (no es vampiro)
· Que el humano perseguido siga corriendo por días y días a pesar de aventarse un round con 17 mayas malos, ser ahorcado dos veces, ser medio sacrificado, traer atravezada una lanza, veneno de rana, una flecha, brincar 30 metros de una cascada, un golpe en la cabeza el cual requiere suturas, sin comer, dormir, tomar agua, ni hacer pipí
· Que el jaguar no alcance al humano en cuestión en menos de 2 segundos
Mayores:
Las mega super extra exageraciones como…
· Que están en una pirámide de Chaac, con sacerdotes y máscaras de Chaac, pidiendo lluvia a Chaac, y gritan, “¡Oh, Kukulkán!”
· El Holocausto maya, montañas y montañas de cuerpos tirados (deja tú la peste que habría con ese calor, ¿de dónde sacaron tanta gente? ¡Si les toma tres días agarrar a 15!)
· De las 3 horas de película, son 2 horas de persecución
· La llegada de toda la flota española a… ¡la costa! ¿Pues en qué época están? Porque ni es Colón (llega probablemente a Santo Domingo), ni Guerrero (se embarra en el arrecife), ni Cortés (llega a Veracruz, no hay mayas). Osea, igual y ya es como la décima avanzada y quien viene es el Montejo, pero y… ¿el eclipse?
· Que el jaguar no alcance al humano en menos de 2 segundos

Pero, finalmente, es Hollywood. Nos hubiera gustado ver más de la civilización maya, de sus ciudades y más cuestiones históricas. Pero no, es cine, un relato gringo (o australiano, es lo mismo) sin trascendencia que, para no variar, se enfoca en lo peorcito de México y no toca nada positivo de nuestra cultura. A ver si el Guillermo del Toro se pone a filmar a su tierra en vez del dale que dale con la guerra civil española, digo… para sacarnos la espinita.

6.1.07

Del año viejo

Pues no me acuerdo bien qué hice este año. Fue difícil y duro, pero no ubico qué hice o en qué trabajé. Me acuerdo que para finales del año pasado (el 2005) renuncié a la empresa mezquina cuando el jefe zotaco me dijo que no iba a encontrar trabajo en ningún otro lado. En cuanto busqué, encontré, por supuesto, y hablé francés… digo, no puedo escribir un carajo y estoy segura que conjugo mal todos los verbos y todo francófono que habla conmigo repite cada palabra que emito para que la pronuncie bien. Luego hubo el tratamiento de la crema radioactiva en los primeros dos meses, que a final de cuentas no fue ni tan mala ni tan radioactiva. No puedo recordar los siguientes meses, luego decidimos venir a monterrey y en el camino cambió nuestro destino.
Pocas veces he estado tan segura de algo, sé que no debíamos ir para allá, Rodolfo todavía lo duda.
Nos detuvieron en el defe y nos quitaron mucho dinero, luego llegamos a monterrey y nos han quitado tanto tanto dinero por todos lados, la tenencia, el dentista, el doctor, los seguros, los servicios, las multas, los talleres y aparentemente en la ciudad los gastos crecen y crecen y nunca es suficiente lo que ganas. Pero acá están mis amigos más queridos, llegaron de fuera para estar con nosotros (bueno, no para eso, pero están aquí), y volví al tec puaj, y antes estuve en una empresa bastante mala, pobre Hugo. Rodolfo encontró trabajo hasta noviembre casi y lo primero que hizo fue comprarse un carro y nos metemos más en la ciudad y yo siento que me ahogo y estoy triste.
Feliz año 2007. Espero que éste esté mejor. Dicen que finalmente los LEO van a tener amor y dinero, pero a los otros signos no les va tan bien.

19.12.06

Las pesadas

Estos días prenavideños son los peores del año. Yo no sé por qué todo mundo dice que alegría y la hermandad y paz y cuanta cosa, porque la verdad es que en estas fechas lo único que se ve es gente preocupada por dinero para los regalos, tiempo para comprarlos, tiempo para ir a todas las posadas, lo que más se escucha es cosas como “¡tú secretaria! No le compré regalo, ¿qué le gustará?” O bien, “¿te parece que al dentista le regalemos unas galletitas?”. Tratar escoger algo ahora es casi imposible, lo más probable es que si una, digamos, bufanda te agrada, diecisiete personas más la verán al mismo tiempo y te la arrebatarán de las manos. Las calles atestadas de gente con la mirada perdida, y sabes que están pensando, “si gasto 200 en esta tienda y 400 en aquella, y le resto al aguinaldo y empeño al gato, más o menos la libro para pasar una feliz navidad”.
Pero no quería hablar de eso. Lo más terrible de estas fechas son… las posadas.
Llevo solamente tres.
La primera, la de la prepa. A las 10 de la mañana, en la sala cultural, lleve sus exámenes y revíselos ahí mismo. Los regalos (de rifa) eran artículos promocionales del tec, plumas, tazas y el premio grande, dos paraguas. El director habló por 40 minutos sobre la bondad y la naturaleza de los profesores, cómo el trabajo que hacemos es por vocación y no por dinero. Luego sacó a la mitad de la gente y los obligó a cantar para que pudieran beber ponche desabrido y comer tamales regiomontanos, los cuales son como crepas con dos hebras de carne de pollo o, en el caso de los de dulce, con tres pasas. Hay algo que me asusta de ver adultos cantando mientras agarran una vela, porque todos están pensando en no quemar al de enfrente, o más bien, en las razones por las cuales no deben quemar al de enfrente.
La segunda, en casa de Jorge. Logró lo de siempre, mezclar grupos tan disparejos que todos tuvieron de quién hablar durante la reunión. La cereza del pastel fue britany con un vestido de holanes entreteniendo a los invitados. Yo me la pasé congelándome y bajándole a la música.
La tercera, la de la compañía en la que trabaja el novio. Fuera de que la comida estaba cruda, esto es, que la carne a los tres mosqueteros sangraba y las papas al morderlas tronaban como si fueran manzanas, la gente de la mesa no se hablaba. Todos miraban la banda (villancicos, toda la noche) o a la demás gente. Yo tenía la barbilla dormida pues ese día había ido al dentista y decidí que YO no tenía por qué encargarme de animar la mesa. Finalmente, era la fiesta del novio, que el novio se ocupara. Pensaba en Estela y que qué conveniente que decidieron tener su luna de miel hasta diciembre. Y pues al rato le dije que fuéramos a bailar y en la pista me resbalé, tenía miedo de romperme un tobillo así que con cuidado medio me movía cuando de en medio salen los hipopótamos de Fantasia y uno de ellos ¡¡¡se pone a zapatear en mi pie!!! Entonces, usando mis habilidades diplomáticas, aventé al paquidermo. Mis dedos siguen morados. De ahí las cosas solamente empeoraron. Ahora estaba tratando de balancear todo mi cuerpo en una pierna mientras practicaba la salsa y el novio afirma, “no se puede bailar si uno de los dos no quiere divertirse”. Pensé en llamas, en ballestas, en torturas que utilizó la inquisición y que los judiciales pensaron que eran muy crueles. Sonreí. “Esa sonrisa fingida no te queda,” recordé este caso del señor que en Vietnam se deschavetó y se hizo una linda guirnalda de orejas humanas. Total, en resumidas cuentas, el güisqui aguado y de los 20 regalos entre los 450 invitados, no nos salió nada en la rifa.
Venimos de regreso y me dice, “acuérdate que el jueves es la de la oficina”. Ya quiero que sea Día de Reyes.
 
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