Esta semana (la 18) vino con más y nuevas espeluznantes aventuras para la lagartija docente. De
esas que hacen dudar la realidad y la salud mental propia.
La semana 17 fue la de las fiestas navideñas y año nuevo (¡Vacaciones!). Los alumnos y alumnas
regresaban a clases el miércoles 3 de enero (semana 18). A mí me dieron ataques de pánico
el martes y no pude dormir por las pesadillas.
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El miércoles,
hablando con las maestras, casi todas me contaron que les pasó lo mismo, pesadillas, ansiedad, pánico, no poder respirar. El
martes fue muy difícil para las maestras.
El miércoles
en la escuela fue normal, hubo una pelea, entre tres agarraron a una y la
patearon en el piso. Alguien vendió droga. Alguien más grabó la pelea. A mí me
robaron los pases y falsificaron mi firma para escribirse pases entre ellas
(que por cierto, la culpa es mía, por dejar los pases a la vista, “Que no
vuelva a ocurrir, Mrs. edigator, esto es grave.” Ok, Becky.). En otros salones, una
niña le dijo a otra algo bien racista y la ofendida aventó sillas, pateó puertas y
salió indignada dando de gritos. (Castigo para la ofendida, que cree que por su
melanina puede patear puertas y que no habrá consecuencias, no señor.) Por allá
a alguien le robaron las llaves del carro, por otro lado otro alumno se robó un
carro y lo metieron a la cárcel.
En fin. Lo
normal. Hasta aquí todo va bien.
El jueves
me tocaba evaluación, esto es, alguien de la administración va y observa mi
clase y me dice lo que estoy haciendo mal. Llevo un par de décadas haciéndola
de payaso en el aula, me han observado como 50 veces, formal e informalmente.
Hasta videos hay por ahí donde me usan de modelo para enseñar alguna técnica de
microenseñanza, etc.
Entonces, durante las vacaciones me preparé, hice mi plan
con objetivos de aprendizaje académico, aprendizaje emocional, de movimiento de
aprendiz dependiente a independiente, con aspectos de la lección ligados a los
estándares en un contexto de una lección más larga (la unidad 2) y otra incluso
más amplia (la vista a que los alumnos y alumnas cumplan la misión de la
escuela). Con contenido relevante para los alumnos y alumnas, aprendizaje totalmente centrado en el estudiante, etc.
Como sabía
que venían de vacaciones, puse poquitas cosas y muchos ejemplos en la
hoja de actividades.
Empieza la
clase y llega Beckeisha. Beckeisha es la directora, altísima, nordiquísima, y dícese ella aliada de las
minorías porque tiene un montón de hijos e hijas con melanina.
Beckeisha también cree que lo único que necesitan los morenitos para salir
adelante es que venga ella a salvarlos y que los racistas profesores dejen de
ser racistas y aprendan de las culturas orales que también tienen algo de valor.
Yo la he llevado bien con Beckeisha, aunque mis alumnxs la odian.
Con todo y
todo, la clase fue mejor que otras veces.
Para
empezar, se sentaron casi todos y todas. Luego cuando les pedí silencio, hasta
voltearon a verme (no me escucharon un carajo, pero al menos me dejaron
hablar). Luego hasta sacaron lápices y libros para ponerse a simular que
estaban haciendo la actividad. La que avienta sillas me dice, “maestra, estoy a
punto de aventar una silla, ¿podría por favor hablarle al sicólogo que necesito
procesar este sentimiento y controlar mi enojo?” (ok, dijo, “imma gonna
fuck someone up if you don’t get me someone to talk to right now,” pero, ¡¡¡ESTÁ
AVISANDO!!!). No hubo sillas por los aires.
Luego llegó
la mamá de una niña, llamémosla la Guayabita, quien por lo general no hace nada y
las veces que la mamá ha venido la Guayabita sale corriendo de la escuela, así
que no había tenido el gusto de hablar con mamá. Pudimos planear rápidamente
una cita, nos enteramos que la Guayabita había cambiado el número de contacto que
teníamos de mamá por el suyo, actualizamos el número y la mamá se la llevó. También, pude
interceptar al mijito chulo que viene a vender droga en la puerta y se tuvo
que regresar a sus salón (y sí me mentó la madre, pero quedito).
Beckeisha salió
después de esto.
Y como
prueba de que la clase no fue tan mal, ¡trabajaron! Me entregaron su
actividad completada, les pregunté si les había gustado y si les servía, dijeron
que sí.
El resto
del día fue bastante bueno, hay una epidemia de peste bubónica o algo así y muchos
de los alumnos problema estuvieron fuera (entre la peste y la expulsión de un
día de los que se pelearon el miércoles, paz). Nadie me insultó directamente, nadie me
aventó una silla, nadie vino a romperme mis materiales (salvo el autista que
inventó una máquina tatuadora con un motor, tinta de plumas y una tachuela y
estaba tratando de tatuar a los alumnos que, por suerte, no se dejaban).
El viernes
fue normal, me refiero a que volvieron los insultos, sillas voladoras, peleas,
venta de estupefacientes, niñas escapándose del salón para ir a gritar por
otros pasillos, etc. Normal.
Pero aquí
su reptil tenía junta el viernes con la Beckeisha después de clase para hablar sobre la evaluación. Pues da la hora y Beckeisha no llega. Raro, porque en vacalandia
todo mundo es puntual (de hecho, hay un curso para latinos en los que nos
explican por qué es una falta de respeto llegar un minuto tarde). En fin, pasan
como 20 minutos y checo mi correo y está completada la evaluación de Beckeisha
y ya enviada al distrito. Esta evaluación siempre estará ahí cuando alguien busque mis
antecedentes en mi labor docente, y por lo pronto, la única evaluación en este sistema.
Esto es lo
que les decía arriba sobre dudar la realidad y preocuparme por mi salud mental.
...¡¿Qué dijo qué?!.. |
Fuente imagen
La Beckeisha
puso comentarios aparentemente al azar sobre lo que que pasó durante la clase,
no se entiende muy bien si los dice la maestra o quién. Tampoco el contexto
o qué tienen que ver con nada. Pone por ejemplo:
9:12 Shut up. Be nice. I was talking about the book. Oh.
Explicación
de arriba (que es totalmente irrelevante, by the way). Una
alumna dijo, “shut up”. Yo le dije, “be nice.” (alumna dice "cállate" y yo le digo, "sé cortés"). Y la alumna riéndose me dice, “estoy
diciendo lo que dice el libro,” y me lo enseña. Y yo dije, posiblemente, “oh” y
sonreí.
A ver, por qué no dice que las alumnas estaban trabajando y leyendo el libro en voz
alta, ¡eh! ¿EH?
Y bueno, ok, admito que todo eso que Beckeisha
escribe sí pasó, pero lo hace ver de la peor manera posible.
Que si tocaban
a la puerta y yo interrumpía clase para abrir la puerta. Que si les pregunto si
hay preguntas y me dicen, “¿Podemos dormirnos?” y yo no hago nada. Que si los
alumnos no se ponen a trabajar y yo me acerco a sus mesas pero en cuanto me
volteo vuelven a no hacer nada. Que si uno no trae lápiz y no trabaja nada hasta que me doy cuenta y le doy un lápiz. Que si
suena el teléfono y yo interrumpo la clase y contesto. Que gritan en los pasillos
y yo no hago nada. Que mi pizarrón tiene escritos los objetivos académicos pero
están cubiertos por un papel (es un copo de nieve que hicieron los alumnos
antes de salir de vacaciones). Que si mi pizarrón tiene los objetivos de la
otra clase en vez de los de ésta (tengo 3 clases diferentes seguidas así que proyecto los objetivos de la clase en turno y apunto con el dedo al pizarrón correspondiente a la clase. Tienen 13 años, pueden manejar eso y si no, pues no saben leer así que ni al caso. Beckeisha no menciona ni la proyección ni que los objetivos están en la actividad y en el otro pizarrón).
Básicamente
es como si todo eso que pasa en esta H. escuela fuera mi culpa. Y eso que no
tuvimos sillas voladoras, autista aventando libreros, Tostada mentándome la madre
y sacando su teléfono para hablarle a su pandilla para que vinieran a matar a
las compañeras o venta de drogas frente a mí.
Me da la
impresión que Beckeisha quiere que aquí su lagartija renuncie y se regrese a su
exótico país de donde salió. O peor, escribió eso para que a nadie en el
distrito se le ocurra ofrecerme trabajo (o ¿esto ya es muy teorías de
conspiración?).
Lo sé porque me hablan los postes, shhhh |
Fuente de
la lagartija sin sombrero.
O a lo mejor Beckeisha tiene razón y todos estos problemas de disciplina, venta de drogas, lanzamiento de sillas, racismo, que sólo el 15% de los alumnos con melanina puedan responder los exámenes de su grado, que la mayoría no sabe leer ni escribir, Trump, etc. todo eso es mi culpa.
No sé, pero
Beckeisha todavía no escribe para explicar por qué dejó plantada a su lagartija
y yo estoy nuevamente abriendo las páginas de “se busca” para volver a la
degustación de la gran diversidad de oficios y profesiones que este mundo
ofrece.
Las
siguientes dos semanas son de exámenes que les aplica el distrito, así que no
tengo ni que preparar clase.
Fin.
Pd. ¡Feliz año nuevo!
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