24.12.17

Sobreviviendo a la escuela pública: Semana 16

Esta semana fue corta porque salimos para las vacaciones de invierno. Nos dan una semana para recuperar la salud mental.

Una maestra se puso a decorar pinitos de papel en su clase y la regañaron por religiosa y no apreciar las diferentes culturas que existen en la escuela. Cuando me contó, yo le comenté que los pinitos son paganos, el problema no eran los pinitos, si no que no se supo defender. Porque tenemos fiestas de navidad, intercambio de regalos navideños, fiestas navideñas, decoraciones navideñas, música navideña, galletas navideñas y todo eso, pero no se puede mencionar la palabra navidad.
Por ejemplo, una conversación correcta es como la siguiente:

Directora: ¿Qué es esto? ¿Es algo navideño?
MaestraPara nada, es tan sólo un señor obeso que le gusta espiar niños y niñas cuando duermen y luego se mete a sus casas para dejarles regalitos. 
Directora: Ah bueno, ya me había preocupado.
Gracias por las galletitas, nena
Les cuento cómo fue cada día de esta semana típica, tan igual a las demás salvo por lo de las fiestas que vienen.

El lunes traté de enseñarles cómo escribir un párrafo, pero no funcionó porque los lunes vienen muy emocionados y emocionadas del fin de semana y no trabajan. Todo mundo sabe eso, edigator, ¿cómo piensas poner algo de contenido el lunes? Es más, por lo general, los lunes son cortos y los estudiantes salen una hora antes.

El martes pusieron un examen para medir el nivel de español. Si no han subido un .4% se retirarán los fondos para el programa de español. La persona encargada de aplicarles el examen es mi colega, Texas. Pues como Texas quiere que el programa continúe y conoce bien a los estudiantes, les dijo que les compraba lo que quisieran con tal de que hicieran su mejor esfuerzo.

El miércoles Texas llegó con bolsas de Takis, Gusanos de dulce, Gatorades azules y no sé qué más, para pagarles a las preciosas mentes del futuro.

Ese mismo miércoles, el autista se volvió a emputar porque le dijeron “no” y me destruyó el salón (again) y el salón de a un lado también. Por suerte sólo tenía a 5 estudiantes (el resto estaba tomando la tercera parte del examen para medir español).

El pobre autista está en la escuela pública para poder interactuar con gente, creo, pero en vez de enseñarle destrezas sociales para que entienda que los espectros que lo rodean son personas y que estos fantasmas tienen ciertas normas y las tiene que seguir o hay consecuencias. Lo que en realidad le enseñan es estas sombras tienen y deben hacer lo que diga el autista, en todo momento, sin consecuencias, y por siempre jamás o la mamá del autista viene y nos destruye el salón (o el presupuesto, no sé).

Lo malo es que en un futuro próximo, las sombras no van a tolerar que el autista se ponga a gritar y aventar sillas, patear mesas y acuchillar niñas y le van a meter un plomazo.

El jueves hubo baile. Durante el día se trató de tener las clases en menos tiempo, pero nadie estaba enseñando porque es un día antes de vacaciones y los chicos y chicas están muy emocionados y emocionadas y no trabajan. Así que pusimos películas. Pero como nada les embona, se pusieron a gritar que no les gustaba la película que yo escogí (que creo que no le entendían porque era inglés británico, y como para mí es igual de difícil el inglés gringo, británico, australiano, beliceño, etc, pues yo ni en cuenta). 

El resto de las maestras pusieron cosas Disney, yo no sé si es otra de esas cosas en las que todas pretenden que todo está bien o soy yo, pero si además de estar lidiando con estos niños tengo a Frozen de fondo, yo termino explotando como el autista, aventando sillas y acuchillando gente. Al final les puse una película para adolescentes y adultos sobre las consecuencias y peligros de las redes sociales y la búsqueda de popularidad a través de ellas. 

Al final del día fue el baile (donde nadie bailó, salvo un maestrito que quiere zingarse a una de las maestras, así que la pescó-apretó-vengashe p’acá voy enseñarte cómo se baila esto, mi vida.)
Ay, qué chistoso es el abuso sexual.
Nota: La maestra huyó a la mitad de la canción.

La cosa de esta fiesta/baile es que es más tiempo sin estructura y como desde que tienen 3 años a estos niños y niñas les tienen todo su día medido con horarios y actividades educativas con reglas estrictas de cómo socializar (en equipo, en parejas, en grupos de tres, individual...) y cómo poner el cuerpo (sentados, parados, en una fila, con las manos en la cintura, con la mano en el hombro del de adelante...); cuando no les dicen se ponen nerviosos o no sé, y se agarran a golpes. Entonces en el mentado baile teníamos a 550 niños y niñas con las hormonas en ebullición, sin reglas precisas y aburridos porque nada les embona.

Por supuesto, a los 25 minutos me tocó parar una pelea.

Cuando he detenido peleas anteriormente eran, o las mías o yo era parte de un grupo de gente parando la pelea. Pero en este caso, ningún maestro o maestra se dio cuenta y se empezó a formar la bola de estudiantes gritando fight fight y yo tuve que tocarles el pito*, llegar a jalar a uno, y usar mi pierna estilo kill bill para separar al otro, mientras mantenía la vista de todos los de la multitud. Me sentí como en esas películas donde el protagonista viaja en el tiempo y aparece en medio de un campo de batalla.
¡Engarróteseme ahí!

Pero, oh sorpresa, los huerquillos me hicieron caso, se dejaron de golpear y me los llevé sangrantes para que los trabajadores sociales y la enfermera le llamaran a sus papases o mamases y, me imagino, les avisaran que están suspendidos un día y/o que yo tuve la culpa.

Pero SOBREVIVÍ.

¡¡¡Se acabó el año!!!
¡Wuuuuu!



Fin.

Fotos de lagartijas por Shikhei Goh

*Pito que les toqué:


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