Los mexicanos somos racistas y esto nos lo enseñan desde la escuela. Toda esta idea de hablar “correctamente” establece en primer lugar que existe una única forma de hablar y todo lo demás está mal, debe corregirse o completamente eliminarse.
La poca tolerancia que tiene el mexicano con ciertas “fallas” gramaticales típicas de alguien cuyo idioma materno no es el español da lugar a una serie de burlas hacia los extranjeros:
“aquí traer sus espejitous” nos carcajeamos del gringo.
Cuando alguien usa arcaísmos, palabras y frases que han caído en desuso, que para los puristas del lenguaje hasta podrían ser más correctos incluso que el español de la ciudades modernas, el mexicano ve este fenómeno como una muestra de poca inteligencia. Escuchar un “ansina” o “haiga” (que aparecía en textos del siglo XVI) es sinónimo de alguien que debe ser despreciado.
También ocurre con frases o expresiones que denotan una región en particular. Los de Monterrey se burlan de los del centro que dicen “escuincle” y los del centro de los del norte cuando oyen “huercos”. Existe solamente una forma de hablar y ésa es la mía, parece ser la premisa. Esto separa no sólo a pequeños pueblos o ciudades, sino también a generaciones que no permiten que las nuevas o viejas frases se incorporen en el habla. El rechazo total a estas expresiones coloquiales marca que tampoco existe la idea de alguien que pueda estar en lo correcto si tiene diferente edad a uno.
Y por último, el odio al acento. Miles de burlas de los acentos regionales, que si del defe, que si yucateco, que si norteño; esto solamente enfatiza que la gente de otro lugar es rara, tonta o posee inherentemente características de las que nos podemos burlar.
Cuando un mexicano me dice que en México no hay racismo porque no hay negros (que sí hay, o ¿cómo se explica toda esta gente en Veracruz, Guerrero, Tabasco, etc?), o porque tuvimos un par de indígenas presidentes (que se pintaban la cara, hellow?), o que es una cuestión de clases sociales (perdón, pero yo no veo ningún güerito de sirviente ni ninguna morena del campo como hostess en Chilis), me les quedo viendo y cuento un par de chistes de esos que demuestran por la risa que la gente es racista.
Pasan dos regiomontanos, padre e hijo, en avión sobre el Vaticano y le dice el uno al otro, muerto de la envidia:
¿Viste, m´ijo? Y pensar que estos dos compas empezaron con un pesebre.
Estaban dos niños jugando futbol en una plaza en Monterrey, cuando a uno se le lanza un feroz perro de los llamados Rottweiler. Pensando rápido, el otro chico arranca una tabla de un cerca y le da un golpe en el pescuezo al perro y este muere. Un reportero que pasaba observó la escena y corre a entrevistar a temerario niño. “Valiente fan de los Rayados rescata a amiguito de las fauces de agresivo can”, escribe en su libreta. Yo no le voy a los Rayados, el pequeño héroe replica. Perdona, como estamos en Monterrey, asumí que lo eras, contestó el reportero. “Audaz aficionado de los Tigres salva compañero de dantesco asesinato”, anota en su libreta. “No le voy a los Tigres, tampoco,” le dice el niño. “Achis, pues asumí que estando en Monterrey, pues le irías o a Rayados o a Tigres. Entonces ¿a quién le vas?”, pregunta el reportero. “Al América,” le dice el niño. El reportero empieza una nueva hoja de su libreta y escribe: "Maniático Chilango asesina a pacífica mascota de familia tras destrozar casa."
Dos gallegos están mirando al cielo. Uno dice :
- ¡Jo! Mira ese cohete. Que, va a Venus.
Y el otro responde :
- Hombre, tío, pues vamos a escondenus.
Foto:
Aún no me he enterado de lo que pintan los gallegos en todo esto... Pero me ha gustado lo que escribistes (y los chistes!). Estoy dacuerdo con lo del puriísmo provinciano que se gasta la peña de tos laos
ResponderBorrarEs que el acento utilizado asegura que el humor que precede será de aquél que radica en la incomprensión de la situación.
ResponderBorrarOsea, en el arquetipo mexicano si se habla con acento gallego, se esperan pendejadas.
:P
aquí no hay negros, solo prietos.
ResponderBorrarsí hay.
ResponderBorrarhttp://www.afromexicano.com/articulos/2008/comienzo.html