Leía un libro
impreso en 1986 con muchas faltas de ortografía y errores gramaticales, editado
por la Universidad de Minnesota. Yo creo que el editor o editora no sabía
español.
Eso casi ya no pasa. En 1986 no se usaban las computadoras, Word,
Correctores de ortografía o copy-paste, nope, todavía se habrían transcrito los
manuscritos que forman el volumen uno a uno y al final del libro habría una
lista de Fe de Erratas.
Entonces me
acordé que cuando yo era una inocente y núbil criatura pensaba que Fe de Erratas
era Fe de ratas, cuando me decían, “si ves un error luego mira la fe de ratas”
y yo me imaginaba que en el mundo de las ratas, la fe debía ser en un dios con
forma de rata. Para las ratas los murciélagos serían sus ángeles y el mundo
estaría trastocado, quizás, hecho a imagen y semejanza de las ratas.
Un mundo tan
equivocado pero tan cierto para las ratas, que las ratas no podrían saber la
verdad nunca. Así si había un error y me decían, revisa la fe de ratas, para mí
tenía completo sentido.
Mi mundo infantil
estaba tan transtornado que cuando una tía se quedó varada en la carretera y de la
nada salió un ángel verde y la ayudó, mi mente obviamente pensó en esto:
¿Necesitas gasolina? |
No en esto:
Con dos padrenuestros te cambiamos la llanta (fuente) |
Pero en ese
entonces yo creía en ángeles y demonios y un dios y santa clos y el ratón de
los dientes y los reyes magos y que las estatuas podían llorar y las cosas se
lograban sólo queriendo y la gente se podía curar si repetían una y otra vez
ciertas palabras mágicas.
Y ya que estamos
en esas, en una ocasión, en la noche, íbamos por la carretera y creo que
estábamos perdidos.
Mi papá le
repetía a mi mamá que se fijara en los fantasmas. Le decía “fíjate qué dice
ese fantasma” y yo me asomé por la ventana para ver la noche, sin fantasmas, y
dice mi mamá “chin, no vi bien” y le dice mi papá, “mira mira, ahí viene otro,
fíjate qué dice” y bueno hasta ya muy entrada mi vida me di cuenta que no, mis
padres no eran mediums, sino que a los indicadores de alineamiento de las
carreteras, que a veces traen la señalización del número de la carretera y el
kilómetro, se llaman, obviamente, fantasmas.
ñaca ñaca |
Por último, en una
ocasión, en Chile, en el autobús, había un niño chiquito como de 6 años y le
dice a su mamá que le tiene mucho mucho miedo a los fantasmas. Y ella con
absoluta certeza le dice, “hijo mío, los fantasmas no existen...,” y luego
agregó, “... gracias a Dios, y acuérdate que tu ángel de la guarda siempre te cuida”.
El niño se
tranquilizó y yo pensé en la absoluta e incondicional fe de las ratas.
Jajajaja. Ahora también me hiciste reir jajaja
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