27.5.14

De las realidades

Leía un libro impreso en 1986 con muchas faltas de ortografía y errores gramaticales, editado por la Universidad de Minnesota. Yo creo que el editor o editora no sabía español. 

Eso casi ya no pasa. En 1986 no se usaban las computadoras, Word, Correctores de ortografía o copy-paste, nope, todavía se habrían transcrito los manuscritos que forman el volumen uno a uno y al final del libro habría una lista de Fe de Erratas.

Entonces me acordé que cuando yo era una inocente y núbil criatura pensaba que Fe de Erratas era Fe de ratas, cuando me decían, “si ves un error luego mira la fe de ratas” y yo me imaginaba que en el mundo de las ratas, la fe debía ser en un dios con forma de rata. Para las ratas los murciélagos serían sus ángeles y el mundo estaría trastocado, quizás, hecho a imagen y semejanza de las ratas.

Un mundo tan equivocado pero tan cierto para las ratas, que las ratas no podrían saber la verdad nunca. Así si había un error y me decían, revisa la fe de ratas, para mí tenía completo sentido.

Mi mundo infantil estaba tan transtornado que cuando una tía se quedó varada en la carretera y de la nada salió un ángel verde y la ayudó, mi mente obviamente pensó en esto:
¿Necesitas gasolina?

No en esto:
Con dos padrenuestros te cambiamos la llanta (fuente)

Pero en ese entonces yo creía en ángeles y demonios y un dios y santa clos y el ratón de los dientes y los reyes magos y que las estatuas podían llorar y las cosas se lograban sólo queriendo y la gente se podía curar si repetían una y otra vez ciertas palabras mágicas. 

Y ya que estamos en esas, en una ocasión, en la noche, íbamos por la carretera y creo que estábamos perdidos.

Mi papá le repetía a mi mamá que se fijara en los fantasmas. Le decía “fíjate qué dice ese fantasma” y yo me asomé por la ventana para ver la noche, sin fantasmas, y dice mi mamá “chin, no vi bien” y le dice mi papá, “mira mira, ahí viene otro, fíjate qué dice” y bueno hasta ya muy entrada mi vida me di cuenta que no, mis padres no eran mediums, sino que a los indicadores de alineamiento de las carreteras, que a veces traen la señalización del número de la carretera y el kilómetro, se llaman, obviamente, fantasmas.
ñaca ñaca

Por último, en una ocasión, en Chile, en el autobús, había un niño chiquito como de 6 años y le dice a su mamá que le tiene mucho mucho miedo a los fantasmas. Y ella con absoluta certeza le dice, “hijo mío, los fantasmas no existen...,” y luego agregó, “... gracias a Dios, y acuérdate que tu ángel de la guarda siempre te cuida”.


El niño se tranquilizó y yo pensé en la absoluta e incondicional fe de las ratas.

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