29.10.13

Día nacional del gato: ¡todos con su gato!

No sé si ustedes lo saben, pero hoy es el día nacional de los gatos en Estados Unidos. No debe confundirse con el día internacional de los gatos, el cual es el 8 de agosto, ni con el día nacional del gato callejero (el 16 de agosto), o el día de abrazar gatos (4 de junio). Por cierto, los perros tienen únicamente un día asignado, el 26 de agosto, posiblemente porque sus dueños están afuera paseándolos y no encerrados frente a la computadora ideando cómo modificar los calendarios internacionales.

Anyway, para conmemorar el día hoy quisiera contarles un poco porqué es necesario que tengan (al menos) un gato, no sólo su cordura depende de ello, sino que el mundo entero precisa, sin duda alguna, que tengan (mínimo) un gato.

Empecemos con la ailurofobia, el miedo a los gatos. Uno podría cuestionar que realmente existiese en el universo un ser que tuviera tal trastorno psicológico que lo hiciera temer a los gatitos. 

Atrás, ¡bestia!(fuente)

Pero han existido.  Sin embargo, su irracionalidad no solo se reflejaba en su terror, sino que correspondía a seres megalómanos, sedientos de poder y crueldad inusitada (porque un gato genera humildad). 

Empezando por Napoleón, quien una vez fue encontrado en su tienda de campaña, acurrucado llorando en una esquina porque un gatito se encontraba maullando cerca de él.
Aidez-moi! Vite!!
(fuente)

 Dwight Eisenhower, presidente de los Estados Unidos y general durante la segunda guerra mundial fue quien comenzó la Guerra Fría y le adjudicó el papel de policía del mundo a los Estados Unidos y el derecho de perseguir y aniquilar cualquier influencia soviética. Además de rusos, le gustaba asesinar gatos, había orden de disparar a matar a cualquier gato que se acercara a su casa en Gettysburg .

Otro loco, además de odiar a los judíos, los gitanos, los homosexuales, los comunistas, los católicos, las personas con discapacidades, y básicamente, al mundo, odiaba a los gatos. Así es, ni más ni menos que... Adolfo Hitler
Was? Ich bin nicht deutsch. (fuente)

Otro loco, Ugolino de Segni, “sobrino” del Papa Inocencio III, después conocido como el Papa Gregorio IX excomulgó a un emperador por no querer emprender otra cruzada, ordenó la invasión de Sicilia, creó la Inquisición y ordenó matar a todos los gatos (y sus dueños) por ser demonios. 

Una vez comprobado que solamente los locos asesinos invasores inquisidores holocaustistas odian a los gatos, déjenme les digo por qué el mundo necesita que tengan gatos.

Durante el medievo, la gente además de pensar que bañarse hacía daño, que todo se curaba con oraciones e inciensos y la música más acá era los cantos gregorianos, haciéndole caso al loco de Gregorio IX, empezaron con el hobby de quemar mujeres que consideraban brujas. Ellas  generalmente eran las comadronas o yerberas del pueblo, que poseían conocimientos sobre plantas medicinales y maneras de tratar las enfermedades. Sin embargo, como cualquier persona racional y que posee dos dedos de frente, estas mujeres tenían gatos, desafortunadamente eso era una prueba contundente de su brujerez. Se echaron entre 40 y 60 mil mujeres (y sus gatos) de esa forma.

Así, el odio felino no sólo detuvo el avance de la ciencia médica y los derechos de las mujeres y los gatos, sino que a menos gatos, más ratas. A más ratas, más pulgas. A más pulgas, más contagios de peste negra y zaz, que se muere un tercio de Europa y otro tanto de Asia.
Ya lo decía este monje.


Así que si no quieren ocasionar el fin del mundo o convertirse en asesinos seriales, vayan por su gato.

20.10.13

Otro otoño, coño

Ya empieza el otoño en vacalandia, la luna se pone grandota, como una pelotota y los árboles se vuelven punks y decadentes, van echando hojas naranjas y rojas como caspa. Ya se secaron las plantas de tomates, se murieron los chiles y la albahaca y pum, se gastó el verano.

Pero no queremos prender el calentador de la casa, porque aunque los fríos de amanecer a 0 grados y llegar al punto más caliente al mediodía con 6 grados son medio gachones, si no nos acostumbramos cuando llegue el invierno con sus -30 nos vamos a morir.

Así que suéteres para todos. Hasta para el gato.

A estas alturas, ya no tengo dignidad

Como mi gato pesa 2 kilos, fui a comprar un mameluquito para recién nacido. Miren qué bonito.
Sigh
Y como Simón, el gato usado, se burló de él, le tocaron las alitas del halloween pasado.
Acerca esa mano, ándale, que te la voy a masticar.



Ya sé, ya sé. En mi próxima vida voy a reencarnar como pekinés de la alta sociedad, o peor, en una de esas familias a las que les gusta meter a sus hij@s de cuatro años a concursos de belleza.

10.10.13

Los dentistas gringos son un dolor de muelas


No había escrito por dos mordelonas razones, sufría con sufrimiento dental y estaba de viaje. Les cuento la historia que romperá algunos mitos, especialmente el de que Estados Unidos tiene un excelente sistema médico y el de que sus profesionistas son los más capacitados.

Existe, al menos en México, la creencia de que si necesitas un tratamiento especializado en algo médico o dental debes ir a Houston, o mínimo a una clínica en Estados Unidos. Parece que fue verdad en algún momento ahora ya no lo es. Yo les voy a contar mi experiencia con mis dientes.

En mayo decidí que ya era hora para mi limpieza dental, porque no iba a poder ir a Monterrey con mi dentista de siempre, traté de hacer una cita aquí en Vacatown, en el Midwest de Gringolandia. Me la dieron para el 28 de agosto. Pensé que era un poquito exagerado el tener que esperar 4 meses, pero después de llamar a otras oficinas dentales me di cuenta que ése es el promedio para obtener una cita. Además, mi seguro por el que pago dos mil pesos mensuales (ésa es otra historia) cubre hasta $1000 de ciertas cosas dentales anuales y nunca lo había usado (tampoco puedo cancelar el seguro a pesar de que me cuesta 20% de lo que gano, es lo que los gringos consideran equivalente al seguro social).

Llegó agosto y fui.

La limpieza dental

Llegas a una oficina de lujo, con sillones cómodos y revistas nuevas. Uno empieza a ver por qué los costos son tan altos. Te dan una carpeta con más o menos 250 hojas en las que tienes que llenar todo tu historial médico, incluyendo la fecha de tu última menstruación (¿?), luego un perfil sicológico de qué tanto miedo le tienes a los dentistas y una serie de formas en las que liberas a la clínica de cualquier error que pudieran cometer.

Después uno pasa con la asistente dental, que en el 99% de las veces es una mujer. Ella se encargará de tomarte radiografías, ver tu historial clínico (cero, en mi caso, porque cuando digo que he ido al dentista en México se imaginan una fogata y gente semidesnuda danzando, aullando y sacrificándole ranas al dios Chaac mientras otro con un cuchillo de obsidiana me da de mazazos en los dientes) y hacer la limpieza usando sondas y raspando con huevos (en otras palabas, con el instrumento de metal que tiene un ganchito y tallando los dientes como si fuera billete de lotería instantánea, agarrando de vez en cuando mi encía y haciendo que la sangre botara por todos lados), después dijo que iba a usar el (no miento) Clean-o-nator, que era una especie de taladrito para darle más duro a la pulida. La última vez que fui a México a hacerme la limpieza habían usado una mugre ultrasónica y después rayos ultravioletas, para mí esta experiencia con sangre, pulidos de esmalte y taladros en mis encías era como un poco salvaje.

Luego me talló los dientes con una pasta sabor a menta-popó. No hay un lugar donde escupir, así que o cierras tu boca en la aspiradorsita o te lo tragas.

Una vez que estuve completamente adolorida y ensangrentada de los dientes apareció el dentista. El 82.8% de los dentistas en Estados Unidos son hombres.  Me dice que tengo un agujerito en una muela, me muestra con el espejo, y sí, apenas se nota y no es ni caries, es en mi primer molar del lado izquierdo. Yo me lavo los dientes como 10 veces al día, uso hilo dental y me enjuago con Act, y nada, me salen estas mugres. Toda la familia del lado de mi mamá es así, tenemos dientes del nabo. Anyway, mi dentista en México lo que hace es echarle empaste o resina y ya.

Así que me el macho dentista gringo me muestra el agujero y me recomienda una corona. Y yo, “what? ¿Una corona? Si la pieza está buena, es un agujerito donde no cabe ni un grano de sal”.
Y el doctor dice, “bueno, si quieres un empaste se puede hacer, pero recomiendo una corona.”
Y yo le pregunto, “¿incluye el seguro la corona?
Por supuesto que no.” Contesta en shock, como si preguntar cuánto cuesta algo es equivalente a escupirle a un bebé.
-“¿Y el empaste?
-“Sólo el metálico.”
-“What? ¿el metálico? ¿Qué no es ilegal?
Y me dice el muy cínico, “es controversial.

Controversial mis ovarios, terminas envenenado, según yo en México están prohibidos esos empastes, ¿o no? Pero de que te envenenas, te envenenas. Y el de resina en gringolandia vale $95 por cada empaste, más el trabajo del dentista, así que mejor me quedé con mi hoyito.

En espanto total salgo de ahí. Agarro agua helada y me enjuago mis adoloridas encías, llenas de rasguños y cortadas.

Las muelas del juicio

El caso es que la historia todavía no termina, porque tenía las muelas del juicio de arriba tan grandes y largas que ya que no me dejaban cerrar bien la boca y comerme con alegría unos chicharrones. Estaba pronta a convertirme en scutosaura.
¿Qué me ves, pues?


En la gringa burocracia, para que te puedan extraer las muelas del juicio, el dentista debe dar la orden, sin orden no hay cita. Y el macho dentista gringo dijo que sí  tras renegar de por qué no me saqué las de abajo y las de arriba al mismo tiempo y seguro pensando en tambores, fogata y puñales de obsidiana. Pude hacerla en ese momento para la siguiente semana,  el doctor de las extracciones era un cirujano maxilofacial en una clínica en el centro de la ciudad.

Para cuando fui a mi cita de la extracción de las muelas del juicio apenas había dejado de sangrar de las encías, pero me dolía mucho mi segundo molar de abajo del lado derecho.
 
Ése mero, el dolor empezó después de la limpieza dental
Llegué y me atendió la asistente dental y me hizo llenar como 27 hojas de disclaimers de que podía pasarme de todo, hasta infartos. Los firmé o no me atienden.

Llegó el cirujano, quien debía tener como 20 años menos que yo y era medio retrasadito mental. Le dije que me dolía la segunda muela de abajo, del lado derecho, la vio y me dijo que no era nada. 

Luego agarró una jeringota y me inyectó directamente en la encía y el paladar. ¡Así! ¡Sin anestesiarme siquiera! Cuando la aguja entra entre los dientes se escucha que cruje y duele ¡como si te hubieran metido una aguja en la encía! Empecé a sentir que no podía respirar, le dije y me contestó que todos reaccionan diferente. Pensé en relajarme mientras repetía mantras simpáticos como “chingaaaas a tu madreeeee”.

Luego como si fuera el siglo XIV, agarró unas pinzotas, pescó mi muela del juicio derecha y dio vueltas, jaló y gruñó hasta que me la arrancó. Todavía no salía del shock cuando pescó la otra e hizo ídem.
Igualito, pero sin rasurarse.
Fuente: Palmer, James le, Londres(1360-1375)


Mis dos muelitas estaban ahí en la charola. Justo cuando iba a intentar agarrarlas me mete una gasa en la boca y me dice que apriete. Apreté.

Mis muelitas ensangrentadas. Pobrecitas. Las iba a recoger y me ve con horror, quesque no las puedo tocar porque es biohazard, osea, que era un riesgo biológico equivalente a un arma terrorista potencialmente infecciosa. Volví a intentar tomarlas pero rápidamente se las llevaron para que no fuera a empezar la tercera guerra mundial con mis muelas (da foc?).

Entonces el matasanos se quita los guantes y empieza a llenar papeles. Yo abrí los ojos y pregunté como pude (porque seguía con la gasa en la boca), "¿no me van a coser? ¿A enjuagar?"

Me vio chistoso, me dio una hoja y me indicó dónde podía pasar a pagar.

El total fue de $390 dólares, de los cuales el seguro pagó el 90% (el seguro a partir del año que entra no cubrirá extracciones).

Me salí a esperar a mi gringo marido que había planeado recogerme en exactamente dos horas. Tiempo durante el cual se me pasó la anestesia y yo pude llorar de dolor, cruzarme la calle, entrar a la única tienda a la redonda (una licorería), comprar 2 caguamas heladas y sentarme afuera de la clínica tratando de bajarme el dolor a base del frío, porque tomar en la vía pública es ilegal, y pensar en a cuál nivel del infierno se deberían ir todos los dentistas.

La “recuperación”

Pasaron tres semanas en las cuales yo llevé mucho cuidado en que nada del humus, sopa de tomate, V8 y gazpacho fuera a caer dentro de los agujeros porque no tenía antibióticos y no iba a tener. Y así estuve, con mis agujeros floreados y sangrando constantemente, comiendo puras papillas. De vez en cuando me salían pedacitos de muela que el dentista del averno había dejado sin extraer.

Un día compramos unas uvas y yo no pude más, agarré una uva y la mordí y la mastiqué. En ese momento mi segundo molar de abajo del lado derecho (exactamente el que el asno dentista había rebuznado que no tenía nada) se partió a la mitad, se cayó y dejó mi nervio expuesto.

Después me enteraría con mi dentista mexicano que posiblemente en la limpieza debilitaron la muela al arrancar alguno de mis empastes, pero que seguramente al extraer la del juicio se apoyaron ahí y la partieron a la mitad.

La corona y el servicio dental en Estados Unidos

Me dolía hasta tomar agua. Empecé a informarme de los costos de las coronas y tratar de conseguir una cita pero ya, para que me taparan el nervio. Gracias a que mi muy querida amiga BCG trabaja en precisamente ayudar gente a moverse en sus seguros, amenazándolos con que los iba a demandar, pudo conseguirme una cita al día siguiente en la mañana (en otra clínica) y verificar que el empaste que me pondrían estaba cubierto con el seguro.

Fui. Me empastaron. Eso salió en $300 dólares, que cubrió el seguro. Ahí me enteré que la limpieza me había costado, probablemente (porque bellos ellos, nunca te dicen el costo total sino hasta cuando te mandan la cuenta) como otros $500 dólares, el promedio es $250 por limpieza, pero como yo era paciente nuevo que venía de la jungla, tambores, fogata, cuchillo de obsidiana...

Atención, servicio al público en general. El extracto de clavo quita el dolor inmediatamente, también es analgésico, antiséptico, cicatrizante y antibiótico (leve). Cómprenlo y ténganlo a la mano para cuando se les parta un diente
El saborcito ése que te queda después de ir al dentista... es clavo.


El procedimiento a seguir era:
Opción 1: endodoncia, poste, corona temporal por un mes y luego colocación de corona permanente.
Opción 2: extracción.

Me hicieron los presupuestos tentativos (todos los precios son en dólares y firmé disclaimer para que me dieran el presupuesto bajo el conocimiento que mínimo costaría esto pero máximo no podían decirme):

Opción 1
  • Endodoncia: $1000 por diente, si no hay complicaciones
  • Poste: $2000
  • Corona de metal: $1750
  • Corona de resina: $4000
  • Corona de porcelana: No existe, pero en otros lugares costaba $5000
  • Cada inyección de anestesia: $86
  • Cada rayos equis: $68
  • Más lo que cobre el dentista: ¿?
  • Total corona: mínimo $5,500
Opción 2
  • El costo de la extracción va de $75 a $600, dependiendo de la anestesia.

Entonces llamé a mi dentista en Monterrey, el mero bueno, conseguí cita para el día siguiente, me subí a un avión y me pasé la semana en México comiendo pozole, caldos tlalpeños y sopas de tortillas en lo que me hice la endodoncia y me pusieron mi poste y mi corona de porcelana por un total de $450 dólares.*

Moraleja: si están en Estados Unidos y necesitan ir al dentista, vayan a México.


*Debido a la inseguridad en México no pongo la información de mi dentista y mi endodoncista, pero si les requieren los datos pueden mandarme un correo a edigator@gmail.com