En el viaje de regreso de Cincinnati (a.k.a. Sin City) a Vacalandia paramos en múltiples ocasiones en lugares cuya especialidad es vender aceite de motor quemado al que llaman místicamente “coffee” y tener sanitarios semi limpios.
Yo soy ávida lectora de puertas de baños, y he visto que en los últimos años cada vez se han vuelto más y más orientados a los deseos carnales entre personas del mismo sexo. Antes (o al menos hace 10 años), las imágenes y composiciones se enfocaban en tamaños e ilustraciones de penes o frases tan floridas como “ayer me dijo Julieta con palabras en inglés que tu culo ya no aprieta ni amarrándote los pies”; hoy en día, por lo general, en los baños mexicanos hay una serie de descripciones con bastantes pelos y señales, (sobre todo pelos), de la vagina, mejor conocida como el Yoni, el bistec con pelos, el bizcocho, el bollo, el buche, el budín Viscoso, el chochito, el chocho, el chorito, el chuminaco, el chumino, el cocho, el conejo, el coñete, el coño, el cucurucho, el ejotito, el frijol, el gauchito Gil, el hachazo, el higo, el hoyo, el hueso chascón, el jicamón, el mejor amigo del hombre, el mono, el moño de cochino, el moñoñongo, el ojo de thundera, el ojo, el oso negro, el pan, el papo, el peluche, el pesebre, el primordio, el quelite, el sapo, el taco de pescado, el tamal, el taquito, el tlacoyo, el toto, el triangulito, el túnel del amor, el turrón, el yo-yo, el zapato, gigina, la alimaña, la almeja, la araña, la argolla, la barbona, la berenjena, la bigotona, la bistezuda, la boca de mono, la borrega, la buchaca, la buki, la cacerola, la cachucha, la cachufla, la cachufleta, la cajeta, la canoa, la chiclosa, la chilindrina, la chimuela, la chiquitiada, la chocha, la choka, la cholga, la ciega, la cola, la coladera, la cometula, la concha, la concha, la coneja, la cosita, la cotorra, la crica, la cuca, la cucaracha, la espumosa, la galletita, la gota, la herida, la jamona, la macha, la mantarraya del amor, la mequetrefe, la micha, la molleja, la mona peluda, la muerta, la osa, la paloma, la panocha, la papaya, la pata de gallo, la pepa, la pescadería, la piraña, la pochola, la pucha, la punketa, la pupusa, la quesadilla, la raja, la rajada, la rana, la sacachispas, la sardinita, la selva, la siempre tibia, la sonrisa vertical, la sopaipa, la tarántula, la tigresa, la tomahawk, la torta, la totona, la trompuda, la tuerta, la tuzita, la vaina, la vallaina, la verija, la yaya, la zanjita con pasto, la zarigüeya, la zorra, M’ hija, mi virtud o Elba Ginón (entre otros).
(fuente, en parte)
O mínimo, un beatífico: “Bendita la taza que te ve cagar”.
El caso es que en gringolandia, en este baño en particular, ubicado casi saliendo de Indianápolis, vi que alguien había escrito vulgarmente “I like pussy” (en otras palabras, una justificada proclamación de preferencia sexual), y digo vulgarmente porque en verdad se requiere poca imaginación para escribir nada más "I like pussy" sin un avispado estilo de un “preséntame a tu ginecólogo para lamerle los dedos”, pero, eso sí, con mucha energía. El caso es que alrededor de esta inscripción había una serie de letanías y pasajes bíblicos donde:
Primero: Indicaban estoicamente que el (o la) autor debía aparentar cierta edad en la que ya no se dice "pussy" (?): “Grow up!!”
Segundo: Insultaban su inteligencia: “You retar (sic)”
Tercero: Establecían una serie de códigos morales que el (o la) autor había violado: “Children can read this!” “What is wrong with you using that language” “Selfish, you should know better” “Why do you use such profanity” “Why don’t you think of the people who do not deserve to see this?”
Cuarto: Terminaban con una serie de porras para los visitantes del baño (mas no para el (o la) autor) salpicadas de alabanzas: “You are beautiful!” “You are a great person” “If you read this believe in yourself” “Feel love!” “Jesus Loves YOU!” “Pray for us” “Jesus is the way” “The name of Jesus is the one lever that lifts the world.” “The wise still seek Him.” “What good is having someone who can walk on water if you don't follow in his footsteps?” Y más frases que no leí porque terminé de mear, fui por mi aceite de motor caliente y me metí al carro y partimos rumbo a las vacas.
Me sigue sorprendiendo que a pesar de Hustler, Playboy y Hollywood esta cultura sea tan castrante, hasta en el baño.
Y ya, fin, ahora un poemita para que lo dejen en su próximo baño:
Yo no soy un gran pintor
Ni le sé hacer al pincel,
Pero si aquí ves amarillo
Es que se me acabó el papel.
Ni le sé hacer al pincel,
Pero si aquí ves amarillo
Es que se me acabó el papel.
Me hiciste mear de la risa! No habia nada algo asi similar.
ResponderBorrarMe perdiste ya por ahí de la letra "k" jajaja
fantástico Edigator !
:)
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