26.9.11

El otoño

En Monterrey realmente no hay estaciones, nos enteramos que llegó o se fue el verano sólo por la fecha del calendario.

Cuando hay que "ahorrar luz" o aprovechar al máximo el día,  ajustamos nuestros relojes según la agencia de los tenedores del tiempo, no porque obscurezca más temprano.

En Monterrey el tiempo se sabe por máquinas y consenso.

El clima es constante, siempre está de la chingada, y nunca puedes guardar ni tus abrigos ni el abanico.

En cambio acá en vacalandia, de repente un día como cualquier otro, así zaz, sin pensarlo. Sin preveerlo, así nomás, se nos enfrían las orejas y llega el viento y nos arroja un papel en la cara y tropezamos y volteamos para arriba y vemos que los árboles se volvieron sicodélicos.


Y puf, llegó el otoño. ¡Coño!

18.9.11

Injusticias reptilianas

Tengo una amiga, medio paranoica y que cree que puede desaparecer en cualquier momento, que consiguió probar y explicar lo que es “dark energy”. Con una explicación tan sencilla y lógica que hasta yo la entendí.

También, tengo otros conocidos que por medio de unas cajas de recepción electromagnética y detectoras de microondas lograron comunicarse con un, digamos “fantasma” que les detalló el gran error que están cometiendo las religiones en la interpretación del “más allá”.

Bueno, pero hoy no tengo espacio para hablar de todo eso, quizás después, porque hoy tengo que enfocarme en Cassius.

Mi ser reptílico lo pide.

Cassius fue secuestrado por un grupo en 1984 y ha vivido en una cárcel por los últimos 24 años. Tiene 100 años y ha pasado una cuarta parte de su vida sin poder acceder al aire libre y naturaleza, no ha podido visitar a su familia y su familia no puede verlo sin riesgo a ser aprisionados también.

Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran.
¡ay! ¡ay!, cómo están llorando!

Como diría Lorca, (imagen fuente)

La causa de su martirio es por su tamaño, Cassius es grande. Mide 5.5 metros de largo. A los humanos les gusta encontrar monstruos, clasificarlos, observarlos y tratar de contenerlos en espacios que los reduzcan de ser formidablemente monstruosos a simples y controlables experimentos. Como E.T. el extraterrestre.

Cassius contenido

Lo triste es que conforme más comunicaciones hay, menos monstruos quedan. Porque en 1984 si alguien va caminando y ve a Cassius tiene que regresar corriendo con gente, cuerdas, cadenas, palos, picos, camionetas, grúas, redes y demás para poder atraparlo, dominarlo, inmovilizarlo, destruirlo  y capturarlo. Ahora alguien ve algo, hace su update de facebook y llega un camión lleno de agentes para la captura.

Como el pobrecito cocodrilo de las Filipinas. Más de 6 metros de largo, más de 100 años de vida. Maniatado, amarrado, con tubos insertados en boca, cubierta la cabeza.  Su reptilidad secuestrada.

El cocodrilo dice "por favor, que alguien le avise a mi mamá, por piedad" 

Pobrecitos reptiles. Porque si vivimos en una sociedad donde se encarcela a los cocodrilos por el simple hecho de expresar su cocodrilidad, y la gente celebra esa captura, entonces estamos viviendo en el verdadero infierno. ¿Cómo es posible que aceptemos esto?

Por que ¡claro!... el "fantasma" del que les comentaba arriba dijo que

11.9.11

Sopa de frijol

Como hoy no se me ocurría nada, decidí pasarles una receta.
Yo no paso recetas, porque luego la gente cambia los ingredientes, no sabe seguir instrucciones, en vez de achiote usan chipotle, en vez de mejorana comino, y por supuesto, el guiso queda asqueroso y me echan la culpa. Pero hoy, gracias a mi mutis mental y a una crudota... ¡sopa de frijol!

Ingredientes: Frijoles, un tomate, un diente de ajo, unas 2 hojitas de laurel, como una cucharada de aceite (yo prefiero de oliva extra virgen, para compensar), agua y sal.

tl:dr Fríe laurel. Licúa todo lo demás. Guisa todo. Sirve con crema o queso.

Primer paso.
I. Saca los frijoles de la bolsa y límpialos (atención, si sabes hacer frijoles, sáltate al paso 2).

II. Para limpiar los frijoles (arvejas, judías, beans, etc) los pones poco a poco en un plato aplastado y les quitas las ramitas, piedritas y lentejas que se pescaron. Revisa que no estén rotos, descoloridos, podridos (¡a discriminar!) o que tengan gusanitos (a menos que te guste la proteína).


también quita los arrugados

III. Después los pones en un plato hondo y los enjuagas con agua al menos 2 veces, así le quitas la tierrita.
  
IV. Una vez limpios, pásalos a la crockpot.

V. Le pones agua (más o menos, para cada taza de frijol, tres tazas de agua, regla 1:3).

VI. Agrega sal, más o menos, media cucharada de sal por cada taza de frijol.

VII. Tómate dos cervezas y déjalos toda la noche ahí, en low.

ay, pinche blogger.com, que me volteó la foto

VII. Los frijoles están listos cuando están suaves.  Acá hay más info por si gustan (acá)

Paso 2

I. Lava tu tomate y pela tu diente de ajo.
yo usé un tomate chiquito porque sólo voy a hacer dos platos de sopa y esto es una 
cabeza de ajo, uno de los gajitos es el diente.

y claro, el gato tan metiche tiene que supervisar todo

II. Pon el tomate y el ajo en la licuadora.

¿qué? ¿de qué te ríes? ¡pues yo leo en la mesa! 
¿o lo del gato? Mira, después del segundo año, hasta extrañas cuando no hay pelos de gato en la comida.

III. Agrega los frijoles con su caldo (IMPORTANTE: el caldo es el líquido de los frijoles, NO se tira.
Porque mi suegra un día que yo le estaba preparando unos frijoles charros, ya que estaban listos, hirviendo, deliciosos, me subí a bañarme para bajar a cenar y ¡zaz! ¡sorpresa! ¡que me ayuda! ella decidió tirarles el caldo y enjuagarlos. ¡26 horas cocinando para que los enjuagara! Casi me salgo a romperle las ventanas a los vecinos.).

Tantos frijoles como platos de sopa quieras. Pero para cada dos tazas de frijoles, un tomate chico.

IV. Echa todo en la licuadora y licúa.
No escatimes con el caldo, échale.

 V. Fríe las hojitas de laurel con el aceite a fuego medio.
 Ay, no puedo creer que esté tan sucia la estufa. Qué vergüenza.


 VI. Cuando esté caliente, agrega lo licuado.
Creo que veo pelos en la hornilla de atrás, qué asco. 
Primera y última vez que paso recetas, porque no sabía que para hacer el blog iba a tener que ponerme a limpiar.

VI. Semi cúbrelo para que no salpique todo y bate seguido, baja el fuego. Déjalo hervir unos 5-6 minutos.

No encontré la tapa de esta olla, pero ésta igual sirve.


VII. Sirve en tu plato. Decora con una cucharada de crema o un pedacito de queso. ¡A comer!

Yo traté de hacer un edigator con el queso pero parece el flying spaghetti monster disfrazado de cangrejo. Chale.

¡Provecho!


5.9.11

Volviendo a la superficie

Bueno, ya, les voy a decir la verdad de por qué no escribía.

Hace como dos meses vi las noticias y me di cuenta que la invasión zombie había comenzado. Así que agarré mi kit-apocalipsis y me metí al refugio reptílico que tengo preparado (es bello, húmedo y obscuro).  Pero hace unos días sentí un temblor y pensé que había caído una bomba nuclear. Recórcholis edigator, me dije, me da la impresión que has confundido apocalipsis zombie por apocalipsis nuclear  y como crecí con la dimensión desconocida recordé del capítulo Shelter Skelter
A partir del minuto 2 

 Patas pa qué las quiero, y salí antes de que me encerraran en la burbuja nuclear.

 Lo que había sabido para sobrevivir el ataque zombie era por películas y cómics, fuentes de toda la sabiduría moderna.  Pero después de mi reflexionada experiencia, ahora viene la verdad y por qué están tan mal las cuestiones que recomiendan. 

Les voy a contar 5.

1. Lugar: Dicen que hay que esconderse en un lugar anti-zombie/fortaleza
El mejor lugar es donde nadie puede entrar y nadie puede salir. PROTECCIÓN ante todo. Se debe buscar, según las películas, una buena fortaleza, la mejor es una prisión.
una cárcel en sus mejores días: porque no tiene gente

Las películas te hacen creer que el mejor lugar en donde puedes estar es en la cárcel porque no necesitas la libertad, necesitas protegerte, someterte y encerrarte. Te convencen, película tras película que donde vas a estar mejor, seguro, tranquilo, es en una cárcel. Así pasan dos cosas, uno, crees que estar prisionero es igual a estar protegido, y dos, la idea de que pueda existir gente enjaulada de por vida no te molesta tanto, se vuelve algo más que aceptas como natural.

2. Comida: Latas, latas, ¡latas!
Además del obvio llevar un abrelatas, las latas se acaban. Mientras abría lata tras lata de atún (por cierto, el gato fue feliz y maullante) me di cuenta que las latas se agotan y luego no hay más, un año, dos, diez, quizás, pero en mi pequeño refugio... 2 meses.  

También noté con cierta desilusión, que yo no sabía plantar nada. No sé hacer pan, es más, ni siquiera sé cómo se ve un trigo salvaje. Debí haber recopilado libros de agricultura y medicina en lugar del saqueo de objetos que no sirven, como latas o kits de primeros auxilios.

Entonces, ¿qué pasa en las películas? Primero, te hacen creer que ante el fin del mundo viene el fin de la comida, de la vida humana. Lo lógico sería plantar, pero todos corren a los supermercados. Las películas te hacen creer que la vida existe gracias los supermercados no a la producción local, que entre más grandes mejor, que cada pueblito necesita uno para sobrevivir. 

Me pregunto si Walmart patrocina estas películas. 
Aquí una protesta en contra Walmart:
Walmart nos quita el trabajo, nos quita la vida

3. Transporte: en todas las películas es un problema procurar la gasolina, los carros y evitar el tráfico
El mejor transporte en un ataque zombie es una bicicleta. Vas más rápido, no te alcanzan y no se acaba la gasolina. ¿Por qué tanto énfasis en un carro? ¿Para qué? Sin hablar de que el petróleo también se va a acabar.

¿Por qué creer que se necesita el carro para huir? Lo lógico no entra, la vida que se destruye es la de los carros, los supermercados, los prisioneros, y se hace creer que sin esas cosas NO HAY VIDA POSIBLE.

Si en vez de tomar las recomendaciones de las películas de zombies usamos un poquito el cerebro (braaains), ante un apocalipsis zombie no necesitamos un carrote, muchas latas y correr a una prisión. No, necesitamos ir a una granja en bici con un libro de agricultura.
Gente que planta y vive sana y feliz, sin zombies

Otros dos aspectos que me asustan aún más:

4. Armas: armas armas armas
Yo sé que una pistola convence más rápido que un buen discurso. 

Pero al empuñar un arma uno se convierte en una persona dispuesta a matar a otra y determinar el futuro, que será violento y tratará de obligar a la gente a hacer lo que uno quiere. Defenderse con un arma justifica la violencia de todas las partes del sistema, justifica la idea de que la vida de una persona no es importante, justifica la idea que si algo no sale como quieres, puedes eliminar los contraargumentos con un mazo o una bala. Yo no pude.

5. El zombie: eso no es tu abuela, es un zombie, mátalo ¡mátalo!
No es verdad. Siempre es tu abuela. Aunque empiece a decir incoherencias y moverse despacio y a babear y a apestar y a expeler líquidos extraños. Siempre es tu abuela. Sólo porque alguien más dice que el zombie debe morir, ¡no mates a tu abuela!

Conclusiones
Así me di cuenta que las películas no nos están educando para el apocalipsis zombie.  Nos están educando para pensar que la forma en la que vivimos AHORA es la única forma posible de vida.

Las películas justifican las muertes de muchas muchas personas (los zombies), quizás la mayoría, que quieren aprovecharse irracionalmente de los pocos que sí están vivos, vivos que merecen sobrevivir porque son los que mantienen la "única" forma de posible de vida: Supermercados, carros, latas, armas. A los que no les interesa eso, pues son... ¡los sucios irracionales zombies!

Entonces las películas nos enseñan que si las masas se levantan "braaaaains"  deben ser absolutamente erradicadas (ratatata) aunque sea tu abuela. Y si los pocos vivos quieren sobrevivir deben aceptar que está bien estar recluidos en prisiones (o en barrios con vigilancia privada y bardas y cerca electrificadas), sometidos por la pistola más grande y comiendo horrible comida procesada, enlatada, empaquetada y comprada con todo su sueldo y sin posibilidad de hacer más comida o salirse de ese círculo vicioso.

Así que agarré al gato y salí de mi escondite y volví a prender las noticias. Leí, vi, entendí. El apocalipsis zombie sí comenzó, no estaba equivocada, pero me di cuenta que los zombies somos nosotros.