7.5.11

¡Madres!

Nuevamente, ha llegado. El mentado "Mother´s day" o "Diez de mayo, día de las madres" está aquí. ¡Madres!

Quizás no me molestaría tanto el espíritu celebratorio, si no fuera porque llega con chantajes emocionales y una comercialización absurda del sentimiento. La lógica de "a la madre se le demuestra el cariño con objetos de inútiles usos" ha dejado a las pobres mujeres inundadas de regalos estúpidos y cutres tales como ceniceros con la foto del hijo o hija de tres años en la base, un cortinero hecho de macarrones, un collar de frutilupis, un costurero hecho con tela y resistol, y un sinnúmero de objetos estereotípicamente inservibles construidos por malograda mano de obra infantil bajo la supervisión de un adulto que ha optado por una carrera de vida donde las conversaciones son esencialmente:
-A ver Manolito, ¿te volviste a hacer popis?
Y
-No Micaela, no muerdas a Javiercito, a ver, ¿qué te hizo Javiercito para que le arrancaras la oreja?

Pero como madre, sólo hay una, se le celebra y ya. Después de la escuela primaria, nos esperamos un año más para quejarnos y gastar absurdas cantidades de dinero en objetos igualmente morónicos pero que al menos no requieren de nuestra propia mano de obra.

Así que les dejo una bonita tarjeta que le pueden agregar a las olorosamente magníficas y bellas flores (o a la elegante y distinguida sala) que le comprarán a su mamacita para que ella pueda pensar: 
“est@ chamac@ pedorr@ me colapsó la vejiga y ahora orino cada media hora; me desgarró la vagina a tal punto que ahora puedo sentarme sobre una sandía y ésta desaparece; e hizo que se me cayeran tres dientes por todo el calcio que me chupó; y en vez de sacarse el Nobel o hacer algo positivo por el mundo, me está regalando esta inmunda porquería... pero al menos... tiene sentido del humor. ¡Qué bueno es mij@!”.




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