Para que la notable
edigator pudiera terminar su borrascosa maestría debió leer una interminable lista de múltiples libros para luego presentar un penoso examen... de tres días de duración... más una humillante defensa oral.
La
edigator, con un estrés altísimo y su frondosa cabellera convertida en melancólicas y esporádicas mechas (
donde se vendría a comprobar que los edigators tienen escamas) escribió el siguiente cuento:
La increíble y triste historia de la cándida Edith y su maestría desalmada
Cuando la estudiante despertó, el examen aún estaba ahí.
Fin
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