28.9.08

23.9.08

Té para tés

Que dicen que ya viene el frío, que me debo preparar, que debo tomar mi cuerpo tropical e irlo pasteurizando, sometiéndolo a grados extremos de frío y calor. Lo más que he podido hacer es meterme a la regadera con agua hirviendo, salir corriendo como banshee en celo y meter la cabeza al congelador.
Lo otro que he hecho es prepararme para la llegada de la nieve (naaaadie está preparado, muajajaja), pues según dicen, hará que te vuelvas looooca, muajaja bis , too late, les contesto. El caso es que he debido ampliar mi repertorio de tés. Negro, Verde y Manzanilla nomás ya no. Y los otros que utilizaba en mis hobbies de bruja, pues resulta que acá son ilegales. Pero en fin, como para hacer té necesitas a)agua caliente, b)una taza, c)una cuchara y d)el ingrediente delicioso a teificar, me puse a experimentar.
Té de manzana

Té de chocolate

Té de atún
Té de mantequilla

Pero oh sorpresa, los gringos se me adelantaron en la comercialización de lo increíble, he aquí mis tés ya empacados y con publicidad, libremente, circulando en la red.

manzana...
chocolate...


atún...mantequilla...

osea, eewwwwww

19.9.08

graffitti



Me encantan las paredes de los baños, son resultado de una ansiedad y necesidad de transmitir, de conectarse de manera violenta, casi espasmódica, que surge como cuando se defeca, como cuando se expulsa por agujeros predestinados lo que a fuerzas tiene que salir (y por supuesto, ayuda el tener una pluma o marcador en el momento).

Entonces me puse a tomarles fotografías a las puertas de los baños del edificio de Van Hise en Madison (sí, está bien, admito que llevar una cámara a los baños y ponerme a tomar fotos no es la situación más adecuada en la que uno quizás se quiera ver envuelto, pero esperé a que salieran todas).

Encontré graffitti de todo tipo, pero entre esas explosiones de expresión hay...

Quejas:
inquietudes culturales:

búsquedas de consuelo:
requerimiento de consejos amorosos:

necesidad en externar sus opiniones políticas:

O esas de expresión nomás.

13.9.08

envidias

Creo que la gente que se queja de que no tiene dinero y luego encuentra una moneda de 10 centavos tirada y no la recoge (gueeey, tipo son 10 centavos), realmente le escupe en la cara a un regalo de la tierra. Veamos la secuencia:
1.Pide dinero.

2.Le llega dinero.

3. Ay no, tipo no.
Por lo tanto, yo quejante constante de mi ausencia de exhuberancia económica, si algo brilla, me detengo a media calle, me agacho y recojo hasta tuerquitas.
La cosa es que aquí, en gringolandia, la abundancia de pennies es increíble. Los regalan en las tiendas (take a penny!), los tiran en las esquinas, los aplastan para hacer diversas fichitas, nadie nadie nadie recoje pennies. Y me he dado cuenta de algo trascendental, ésta es la verdadera razón de por qué el mexicano cruza la frontera, entre serpientes cascabel, tarántulas, sequedad de desierto, migra y minutemen. Resulta que tienen un desorden psicológico, sufren de ...envidia del penny.
Freud decía al respecto:
"El primer paso... [es] un descubrimiento trascendental que los mexicanos pequeños están destinados a hacer. Observan el penny, sorprendentemente visible, brillante y de grandes proporciones, lo reconocen en seguida como el complemento superior de su propio peso, chiquito, pequeño y discreto, y a partir de entonces son víctimas de la envidia del penny... [En cambio] , cuando un gringuito observa por primera vez la situación económica de un mexicano, empieza por mostrar irresolución y falta de interés... No es hasta más adelante, influido por alguna amenaza de castración (léase, que le quitarán sus pennys), cuando la observación cobra importancia para él... y le obliga a creer en la realidad de la amenaza de la que hasta entonces se había reído. Esta combinación de circunstancias conduce a dos reacciones que pueden determinar permanentemente las relaciones del gringo con los mexicanos: horror a la criatura mutilada o exultante desprecio hacia ella... El mexicano se desarrolla de un modo distinto. Juzga y toma su decisión en un instante. Ha visto eso, el penny, sabe que no lo tiene y desea tenerlo.
A partir de ese punto se bifurca lo que ha sido denominado complejo de malinchismo... La esperanza de conseguir algún día un penny a pesar de todo y ser como un gringo persiste hasta una edad increíblemente tardía y puede ser motivo de las acciones más extrañas y, por lo demás, inexplicables Así, un mexicano puede negarse a aceptar el hecho de ser pobre o mexicano... y posteriormente verse obligado a comportarse como si fuese un gringo, adorando a Disney, vistiendo levis, diciendo ok, comprando, gastando y tirando las cosas descompuestas a la basura, endeudándose así cada vez más. Las consecuencias psíquicas de la envidia del penny son diversas y de largo alcance. Cuando un mexicano es consciente de la herida sufrida por su narcisismo desarrolla, como una cicatriz, un sentido de inferioridad. Cuando ha superado el primer intento de explicar su falta de penny como un castigo personal y se ha dado cuenta de que el carácter tercermundista es universal, empieza a compartir el desprecio sentido por los gringos hacia una moneda que es inferior en un aspecto tan importante, y se muda a europa o a Oaxaca..."

Segismundo Freud En “De Naricísimo”.

10.9.08

work work work

Hoy mi mente debería haber estado preocupada en tribulaciones terrenales como entrega de ensayos, lecturas feministas y estructuraciones de cursos bobos, pero no, ¡NO! utilizó casi toda su capacidad RAM en repetir una y otra vez una canción-screensaver que se quedó instalada allá por los años ochentas y no he podido deletear.
Así que hoy, compartamos mi dolor. Veamos las 5 peores canciones de todos los tiempos.
Número cinco, por su potencial para causar cáncer:


Número cuatro: por su capacidad de creación de imágenes mentales espeluznantes
(Esta canción siempre me ha dado un poco de horror, es de las clásicas que después de cada verso puedes decir “sin calzones” y queda maravilloso. Osea, "el secreto es tu juventud... y mi experiencia... (oh sí, chiquita, pant pant) es casi como Angel 200 y Buffy 15. Ultra creepy.)


Número tres: por su terrible popularidad y potencial para augurar el fracaso de todas las vidas
(Ésta es espantérrima porque … ¡a todo el mundo le gusta! Pareciera que se enseña a tocar guitarra con esta canción. Pero lo peor peor peor, es que el cantante ya gastó su vida y ahora recuerda a una morrita de hace 60 años y... ¡se da cuenta que sí la quiso! Hombres, pft)


Número dos: por su capacidad de confusionarte
(El conflicto existoemocional que produce esta canción es que no sabes bien si está sufriendo o está contento, empieza sollozante, termina con hipos y grititos y sacudidas y bailecito. Además, él es la única persona en el mundo que puede lograr que “volver” (palabra constituida originalmente por 2 sílabas) se torne en un dodecasilábico mamotreto.)


Y número uno: Por su inefabilidad y su pegajocenez.
(Su traducción al inglés es “the creepy guy on the phone.” Con el coro que, según las estadísticas científica y numéricamente comprobadas, causan la mayor cantidad de horas de screensaver mental, y aguas, eh, que una vez que la escuches la recordarás siempre. ¡siempre! Estarás en la fila del banco y la tararearás y entonces verás que el de adelante te mira feo (incluso te golpea sin descanso) porque él creía haberla olvidado, pero jamás de los jamases más jamasientos así con trabajos y tareas y cursos y ardillas voladoras se olvida ésta.)

4.9.08

the hippy killer

Oh la vida hippy no es para mí. Yo vengo de la ciudad, y estoy de acuerdo, visitar la selva por la mañana es re bonito, pero sobre todo porque uno regresa a los videoclubes y las regaderas y los baños a los que les jalas y se va todo a algún lugar del Caribe de cuyo nombre no nos interesa ni importa conocer (es como la basura, uno agarra, la mete en bolsita y se pierde en lalaland).
El caso es que la transportación ecológica la había logrado por medio de una bicicleta prestada de la tardesoleada nora. El primer intento de insubordinación de la terrible rila sucedió cuando fue a insertar su llanta delantera en las vías del tren y yo empecé a aprender a volar.
Mind me, que la batiscafa me había obligado bajo chantajes sentimentales y coerciones a utilizar un casco protector para mi testa (yo creo seinfeldianamente que si uno está ejerciendo actividades que promueven la salida violenta del cerebro, o uno deja de hacerlas o uno se somete. Eso de andar protegiendo partes vulnerables con pseudo objetos que son más psicológicos que nada, no. Nomás no.)
En fin. La segunda elevación involuntaria fue efectuada al tratar de subir las escaleras de la casa morada. La pérfida se irguió en su llanta trasera, pataleó y sacudióse de tal forma que yo, ella y una innocent (not very) batiscafa bystader fuimos derribadas en un jardín de ortigas no susurrantes, pero sí bastante raspocitas.
Hoy, con lluvia y frío la volví a montar, y en una deleitable bajadita, al tratar de evitar un charco lodoso nos trepamos en la banqueta. La siniestra derrapó y lanzóme contra una reja y después, no contenta con esa pequeña humillación de mi persona, se aventó tras de mí, haciéndome caer como plomo en charco con mejilla, manos y piernas enredadas en sus tubos. Los vehículos se detuvieron, los gringos se aproximaron, trataron de darle unos latigazos a la infame, pero reviró, gruñó y echó espuma, yo me sacudía la ropa y palpaba mis pulsantes y ahora deformes y purpuráceos miembros. Pobre edigator.
Les iba a poner una foto de la proterva, que de haber sido mía la hubiera agarrado y aventado al mentado lake monona, pero al ser propiedad de la tardesoleada N., debí re-montarla, semi domarla y dejada amarrada de los cuernos y colmillos en una de esas cosas que sirven para contener a todas esas mórbidas rilas.
Y como el dolor compartido es menor, enjoy: