Es el último día de clases y me dije sería bueno resumir el curso, un año con ellos, hablamos de los géneros literarios y de las corrientes literarias, luego especifico con Edgar Allan Poe y cierro con lo difícil que es clasificar esto. Y puedo preguntar, acaso, ¿qué les pareció el curso?
A esa última pregunta me dice el grupo uno, es que la literatura no sirve.
“¿¡No sirve!?” pregunto grito.
¿cómo es posible? ¿creen ustedes que algo de lo que hacen sirve? No sirve, la escuela está diseñada para crear gente inútil, que no sirva, que una vez crearon una máquina del tiempo y antes de sacarla al mercado deben de poder lograr que nadie sepa nada.
Les digo. A ver, digamos que se van con los aztecas. ¿qué podrían enseñarles? ¿qué saben hacer? No pueden modificar la historia, no saben nada.
A qué sí, dice ch., alumno imbécil, el especial del salón, sé hacer fuego.
¿cómo haces fuego, ch.? Le pregunto
pos con dos piedras.
¿sabes escoger las piedras ch.? ¿sabes cuáles son? ¿sabes algo?
Los alumnos piensan, pólvora, no sé cómo se hace. Una máquina, no lo sé. No sé nada, años y años de...
“A qué sí,” vuelve a decir el idiota de ch., “les digo el futuro.”
Le digo, ok, estás en año ce acatl, dime el futuro. Dime qué va a pasar ese año, ch.
“Pos no sé.”
Pues claro que no saben, para que puedan subir a la máquina del tiempo y si se pierden... se los comen los aztecas, munch chomp cras gulp.
Esperen, les digo, esperen, pueden hacer una cosa, les pueden contar un cuento, les pueden contar una historia y con eso sobreviven, la literatura sirve, les comento, sirve para que no se los coman los aztecas.
Pero en el otro grupo... casi todos son imbéciles, casi todos son idiotas, los que no me miran desde sus esquinas, callados, atemorizados por la banda de los tarados.
Y les digo, a ver, resumen, géneros literarios. Silencio. Me miran embrutecidos, vacas de ojos vacuos con la baba escurriendo, viendo al frente, mujiendo, mascando, muuuu.
A., platícame, cuáles son los géneros literarios. “Muuuuuu,” dice.
Alguien ayúdenle, babean sin control y rísotean mientras se lamen las manos, “jijimumujiji.”
Pues bien, les digo, obviamente existen los géneros hembra y los géneros macho, dependiendo del contenido de la obra literaria. Es necesario ver el índice y si no podemos determinarlo bien nos vamos al autor. Un autor mujer escribe generalmente en género hembra y uno hombre en género macho, pero ojo, ¿qué puede pasar con george Sand? Pues escribe en bisexual, -risotadas, incluso hipo,- así jóvenes.
Sacan libretas, apuntan, sus ojos negros pestañean y sorben la baba para no mojar sus hojas.
Cuidado con los de género dubitativo, pues siempre un autor tratará de esconder el género o cambiarlo.
¿Y las corrientes literarias?- Mujen y sorben, incluso balan.
Las corrientes literarias son todos aquellos aspectos de la literatura, les digo, que no son aceptados como tales. La literatura oral, los chistes, los comics, son corrientes. En cambio, las finas literarias, éso sí es literatura.
Las plumas van al mil por hora, garabatean sin control, tinta mana.
“¿y los juglares y los cantares de gesta? “ Rebuzna un pequeño, mientras mueve alegremente las orejas.
Ahh, les digo, ésas comenzaron como corrientes, pero ya son finas.
La clase ha terminado, ¿dudas? No los volveré a ver, ¿me quieren preguntar algo? Hoy les puedo responder.
“Nooo,” aúllan entre sorbidos de saliva, “lo sé todo,” berrea j., “maestra,” croa una, “mejor pregúntenes algo a nosotros, maestra, que nosotros le podemos contestar, ¿no tiene dudas de nosotros?”
Pienso, no tengo que volver a verlos. No, digo, no hay dudas. Adiós.
Huyen despavoridos, como cucarachas al prenderles la luz.
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