19.12.06

Las pesadas

Estos días prenavideños son los peores del año. Yo no sé por qué todo mundo dice que alegría y la hermandad y paz y cuanta cosa, porque la verdad es que en estas fechas lo único que se ve es gente preocupada por dinero para los regalos, tiempo para comprarlos, tiempo para ir a todas las posadas, lo que más se escucha es cosas como “¡tú secretaria! No le compré regalo, ¿qué le gustará?” O bien, “¿te parece que al dentista le regalemos unas galletitas?”. Tratar escoger algo ahora es casi imposible, lo más probable es que si una, digamos, bufanda te agrada, diecisiete personas más la verán al mismo tiempo y te la arrebatarán de las manos. Las calles atestadas de gente con la mirada perdida, y sabes que están pensando, “si gasto 200 en esta tienda y 400 en aquella, y le resto al aguinaldo y empeño al gato, más o menos la libro para pasar una feliz navidad”.
Pero no quería hablar de eso. Lo más terrible de estas fechas son… las posadas.
Llevo solamente tres.
La primera, la de la prepa. A las 10 de la mañana, en la sala cultural, lleve sus exámenes y revíselos ahí mismo. Los regalos (de rifa) eran artículos promocionales del tec, plumas, tazas y el premio grande, dos paraguas. El director habló por 40 minutos sobre la bondad y la naturaleza de los profesores, cómo el trabajo que hacemos es por vocación y no por dinero. Luego sacó a la mitad de la gente y los obligó a cantar para que pudieran beber ponche desabrido y comer tamales regiomontanos, los cuales son como crepas con dos hebras de carne de pollo o, en el caso de los de dulce, con tres pasas. Hay algo que me asusta de ver adultos cantando mientras agarran una vela, porque todos están pensando en no quemar al de enfrente, o más bien, en las razones por las cuales no deben quemar al de enfrente.
La segunda, en casa de Jorge. Logró lo de siempre, mezclar grupos tan disparejos que todos tuvieron de quién hablar durante la reunión. La cereza del pastel fue britany con un vestido de holanes entreteniendo a los invitados. Yo me la pasé congelándome y bajándole a la música.
La tercera, la de la compañía en la que trabaja el novio. Fuera de que la comida estaba cruda, esto es, que la carne a los tres mosqueteros sangraba y las papas al morderlas tronaban como si fueran manzanas, la gente de la mesa no se hablaba. Todos miraban la banda (villancicos, toda la noche) o a la demás gente. Yo tenía la barbilla dormida pues ese día había ido al dentista y decidí que YO no tenía por qué encargarme de animar la mesa. Finalmente, era la fiesta del novio, que el novio se ocupara. Pensaba en Estela y que qué conveniente que decidieron tener su luna de miel hasta diciembre. Y pues al rato le dije que fuéramos a bailar y en la pista me resbalé, tenía miedo de romperme un tobillo así que con cuidado medio me movía cuando de en medio salen los hipopótamos de Fantasia y uno de ellos ¡¡¡se pone a zapatear en mi pie!!! Entonces, usando mis habilidades diplomáticas, aventé al paquidermo. Mis dedos siguen morados. De ahí las cosas solamente empeoraron. Ahora estaba tratando de balancear todo mi cuerpo en una pierna mientras practicaba la salsa y el novio afirma, “no se puede bailar si uno de los dos no quiere divertirse”. Pensé en llamas, en ballestas, en torturas que utilizó la inquisición y que los judiciales pensaron que eran muy crueles. Sonreí. “Esa sonrisa fingida no te queda,” recordé este caso del señor que en Vietnam se deschavetó y se hizo una linda guirnalda de orejas humanas. Total, en resumidas cuentas, el güisqui aguado y de los 20 regalos entre los 450 invitados, no nos salió nada en la rifa.
Venimos de regreso y me dice, “acuérdate que el jueves es la de la oficina”. Ya quiero que sea Día de Reyes.

1 comentario:

  1. Anónimo9:10 p.m.

    Jajajaja!...muy bueno! Hasta ahora me voy dando cuenta quién era la persona que le bajaba a la música...hmmm, me preguntaba si era una de esas funciones en la que programas el iPod por si solito nivelaba la música según la gente que hubiera en la habitación. Estaba equivocado. Fuiste tú ! Mi hija se lución en la fiesta, todo mundo la chuleó. Gracias por haber venido. Espero nos veamos antes de que parta a la Costa de Guerrero. No puedo esperar estar tirado en la playa ahuyentando a los vendedores ambulantes de collares hechos con las conchas que el mar arrastra hasta la arena. Y hablando de dulces típicos, te traeré "cocada" y pulpa de tamarindo, dulce y salada...que rico! Por lo pronto, disfruta más de las posadas "regiomontanas". Nosotros tendremos la primera en casa el próximo jueves. No estará "V", ALIAS, "La Rata". Ni tampoco Sydney Bristow, pero espero yo adueñarme de un alias para aguantar un poco a la familia de mi marido. Saludos! Att. EMendoza73

    ResponderBorrar